Turquía

La niña siria que se reía de las bombas gracias a su padre es una de las supervivientes del terremoto de Turquía

Abdullah consiguió que Salwa sonriera con las bombas. Logró convertir el ruido de los proyectiles en un juego para que su hija de 3 años viviera ajena a la cruel guerra de su país. Padre e hija consiguieron huir de Siria y empezaron una nueva vida en Turquía, hasta que el pasado 6 de febrero la tierra volvió a temblar bajo sus pies. Esta vez, un terremoto acabó con todo lo que habían conseguido reconstruir.

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En 2020, a los 3 años, Salwa sonreía inocentemente cuando escuchaba las bombas desde el salón de su casa en Siria. Ahora, en 2023, con 6 años, el terremoto de Turquía ha destruido su casa y “Salwa siente miedo cada vez que tiene que entrar en una vivienda interior”. Nos lo cuenta su padre, Abdullah, desolado por vivir otra tragedia más después de huir de Siria. Perdieron su casa, pero no la vida, y es por eso que están agradecidos.

“El día del terremoto noté cómo me despertaba mi mujer diciéndome que había un temblor fuerte. Intenté tranquilizarla, pero, efectivamente, era muy fuerte”, recuerda Abdullah.

"Se sentía la muerte en el ambiente"

Abdullah, refugiado sirio en Turquía

“Los temblores me impedían recoger a mi hija, que dormía en una cama al lado de la nuestra. Cuando pude cogerla, se cayó el depósito de agua que había sobre nuestra habitación. Intentamos salir, pero había un armario que había caído y bloqueaba la salida. Finalmente, logramos quitar el armario, abrir la puerta y salir. Cogí a Salwa en brazos y agarré a mi mujer, que está embarazada. Fueron unos momentos horribles y de mucho miedo. Se sentía la muerte en el ambiente”, relata el propio Abdullah.

"En la guerra el miedo llegaba poco a poco. En cambio el terremoto ha sido una destrucción de golpe.”

Abdullah nos ha mostrado cómo ha quedado su casa, completamente destrozada. Ha perdido todolo logrado desde que abandonó Siria: “Vivimos en Siria una guerra de 11 años. Esa guerra es como pequeños terremotos continuos. No podemos decir que la guerra es más fuerte que el terremoto y tampoco podemos decir que el terremoto es más fuerte que la guerra. Los dos son devastadores. En la guerra el miedo llegaba poco a poco. En cambio el terremoto ha sido una destrucción de golpe.”

La sonrisa de Salwa recorrió el mundo

Hace 3 años, la imagen de Abdullah y su hija riendo recorrió el mundo poniendo cara a todos los niños que sufren las guerras y a todos los padres que tratan de salvar la inocencia de sus hijos. Ellos consiguieron huir, pero, tras la guerra, vino la pandemia y, ahora, el terremoto: “Nos vinimos a Turquía a buscar un futuro, a encontrar la estabilidad, y vino la pandemia. Estuvimos un año encerrados en casa y con una mala situación económica. Termina la pandemia, empezamos a trabajar y a construir un hogar, y cuando empezamos a encontrar la calma...”. En este momento Abdullah suspira ante la cámara, profundamente, recogiendo en ese silencio el sufrimiento de tantas desgracias.

“No nos imaginamos que iba a pasar esto, teníamos solo miedo a la guerra y Turquía no tiene guerra. No nos imaginábamos que nos íbamos a quedar otra vez sin casa y más por una catástrofe natural. Ha sido muy duro. No quiero que entendáis que el terremoto ha sido lo más duro. Todo ha sido duro, pero esto ha sido un golpe diferente. En Siria nos esperábamos las bombas, los aviones de guerra, pero en Turquía no”.

Volver a empezar de cero

“Es difícil de explicar la situación. Pero cuando por fin te estabilizas, tienes que volver a empezar de cero. Verdaderamente de cero, de menos de cero. Tenemos que volver a buscar donde vivir, donde trabajar, una vida nueva…”, explica Abdullah. Una vida en la que el miedo empieza a condicionar a su hija.

El terremoto ha vuelto a golpear la memoria de Salwa, que ahora vive con miedo a entrar en espacios interiores por si el suelo vuelve a temblar. A sus 6 años, para Abdullah es casi imposible convertir un terremoto en un juego, tal y como logró sorprendentemente con la guerra de Siria.

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