Carly junto a sus hijas el día de la boda

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SU MARIDO LE FUE INFIEL

Una mujer va al altar acompañada de sus hijas después de que su prometido rompiera con ella días antes de la boda

Tras ocho años de relación y dos hijas, Carly y su pareja se iban a casar, pero días antes de la boda se enteró de que el que iba a ser su marido le era infiel. Sin embargo era un día muy feliz para sus hijas, que no pudieron echar a llorar cuando se enteraron de lo ocurrido, por ello decidió subir al altar junto a ellas.

Carly Akers, una mujer de 30 años, ha querido explicar las razones por las que acudió a su boda después de que su prometido rompiera con ella tan solo tres días antes de la celebración.

Tras nueve años de relación y dos hijas Carly Akers y su pareja decidieron casarse. "Estábamos en un restaurante lleno cuando un camarero trajo una bandeja de plata con un anillo de compromiso de oro", dice la mujer, que explica que iban a celebrar una doble boda porque su hermano también se iba a casar. "Aunque pedimos tartas separadas, enviamos juntos las invitaciones y escogimos un precioso hotel para la celebración", explica Akers.

Sin embargo, poco antes del gran día, Carly comenzó a escuchar rumores sobre una posible infidelidad, lo que le llevó a llamar a su prometido, que admitió que estaba viéndose con otra mujer. "Esa noche la boda se canceló y me marché de casa para estar con una amiga. Estaba devastada, pasó a tan solo tres días de la boda", recuerda la joven, que añade que trató de convencerse a sí misma para creer que se trataba de nervios de última hora.

La misma mañana de la boda, Carly llamó a su prometido, que cogió el teléfono para decirle: "Te lo dije, la boda está cancelada", momento en el que ella no pudo evitar echarse a llorar. "Mi vestido de novia estaba en la cama y por la ventana podía ver a mi familia y amigos llegando. No tenía ni idea si alguien lo sabía".

Cuando trató de informar a los invitados de que la boda se había cancelado nadie la creía y pensaban que estaba bromeando, aunque sin duda lo más duro para ella fue decírselo a sus hijas, que estaban totalmente ilusionadas con la celebración.

Sin embargo, un amigo le sugirió que podía utilizar uno de los vestidos de las damas de honor y subir al altar acompañada de sus hijas. "La peor parte fue cuando mi hermano y su mujer leyeron sus votos", dice la joven, que recuerda cómo una de sus hijas le dijo entre lágrimas "esos deberían ser papá y mamá".

Tras la misa, Carly pasó la noche en la suite nupcial junto a una amiga y unos días más tarde decidió que no dejaría pasar su luna de miel, que ya estaba programada, por lo que viajó sola a Tenerife.

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