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Muere a las puertas de un hospital de México que supuestamente le negó el acceso por creer que tenía coronavirus

Ricardo Hernández, un vecino de Ciudad de México de 48 años, murió en la acera frente a un hospital que, supuestamente, le negó la asistencia sanitaria por creer que presentaba síntomas de coronavirus.

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Muere a las puertas de un hospital de México que supuestamente le negó el acceso por creer que tenía coronavirus

Ricardo Hernández, un vecino de Ciudad de México de 48 años, murió en la acera frente a un hospital que, supuestamente, le negó la asistencia sanitaria por creer que presentaba síntomas de coronavirus.

Un hombre de 48 años falleció frente a las puertas de un hospital de Ciudad de México minutos después de que éste, presuntamente, le negara la asistencia sanitaria por creer que presentaba síntomas de coronavirus. La Fiscalía, junto con el Instituto Mexicano del Seguro Social, ha abierto una investigación para determinar las causas de la muerte y la implicación de 3 trabajadores que, presuntamente, le negaron el acceso al centro.

Ocurrió el pasado martes 2 de febrero, un día en el que Ricardo Hernández terminó falleciendo ante la imposibilidad de acceder al hospital al que tanto suplicaron su entrada. De acuerdo a sus familiares, estuvieron pidiendo auxilio durante 30 minutos desde la puerta de cristal de la sala de urgencias, aunque sin éxito.

Los hechos

La muerte de Ricardo ha hecho eco en todos los medios de la zona y en redes sociales, donde circula un vídeo grabado con el móvil que muestra lo sucedido a las puertas del Hospital de Traumatología, Ortopedia y Rehabilitación en Magdalena de las Salinas.

La familia de Ricardo reclamaba en ese momento ayuda para el varón de 48 años, después de que hubiese sido rechazado en otros 4 centros, según la versión de los más allegados. "Cuando llegamos, a mi hermano le empezó a faltar el aire. No puedo describir qué era. Me bajé para pedir auxilio y la vigilante nos cerró la puerta", explica la hermana del fallecido al periódico 'Reforma'.

En torno a las 19:00 horas se empezó a formar una fila de unos 20 metros para acceder a urgencias, relata uno de los testigos. Esa misma sala es la que recibe exclusivamente a pacientes de atención urgente por casos de traumatología, aunque a veces también aparecen enfermos con síntomas de coronavirus, pese a que a pocos metros de la clínica haya otro centro dedicado exclusivamente a los casos de la pandemia.

En ese momento, supuestamente sale un médico, protegido de pies a cabeza con material sanitario, para preguntar por los síntomas. En caso de que su estado de salud sea grave, los pacientes son redirigidos a la sala. Sin embargo, eso no fue lo que sucedió con el caso de Ricardo.

La pregunta en el caso de Hernández está en saber cuáles eran los síntomas que presentaba tras su llegada al hospital y por qué, supuestamente, fue rechazada su entrada.

Abierta una investigación

La Fiscalía de Ciudad de México ha abierto ahora una investigación sobre lo sucedido durante la noche de martes 2 de febrero. Junto a ellos, el IMSS colabora para investigar si 3 trabajadores del hospital, que hacían guardia de noche ese día, están o no involucrados ante la posible negativa de asistencia sanitaria.

Por su parte, los familiares de Hernández sostienen que no llegaron a atenderle en la sala de urgencia porque esas instalaciones no estaban destinadas a tratar a pacientes con coronavirus, pese a que insistieran en reiteradas ocasiones que tenían 2 pruebas con resultados negativos.

"Tiene una insuficiencia renal, no es coronavirus", insistían. Sin embargo, la información aportada por el IMSS niega que en algún momento se le negara la asistencia al varón. De acuerdo a sus declaraciones, la médica de guardia se estaba poniendo el traje de protección sanitaria "como indica el protocolo", ya que algunos asistentes empezaron a gritar que padecía de coronavirus.

El hombre acabó inconsciente a las puertas del hospital y rodeado por algunas personas que intentaban reanimarlo mientras otra mujer le presionaba el pecho con las dos manos y le aplicaba la respiración boca a boca. Cuando una ambulancia particular llegó a las puertas del hospital, Ricardo ya había fallecido.