Al menos 870.000 personas necesitan con urgencia comida en Turquía y Siria

Un grupo de voluntarios turco encuentra a varios supuestos saqueadores, intentando robar en casas abandonadas tras los terremotos y la emprende a golpes. Ya son casi medio centenar los detenidos a pesar de que el ejército vigila las calles de las ciudades más afectadas.

Mehmet lo ha sufrido en su comercio: "Mi tienda fue saqueada porque la entrada trasera se derrumbó. Robaron el dinero en efectivo y se llevaron 3.500 euros de la caja registradora".

Identificar, perseguir y detener no es fácil. Hay mucho territorio por recorrer, demasiadas viviendas abandonadas. Solo en Turquía se han derrumbado casi 25.000 edificios, según el Gobierno.

"Nuestra tienda está en ruinas", nos cuenta otro comerciante. "Los estafadores y ladrones se llevaron lo que pudieron".

Sobrevivir al peor terremoto en un siglo se complica una semana después. Sigue haciendo mucho frío y la ayuda tarda en llegar. Y la situación va a empeorar.

Richard Brennan, responsable de la Organización Mundial de la Salud para Emergencias en el Mediterráneo oriental, asegura que "existe el riesgo de enfermedades infecciosas, por el hacinamiento, la interrupción del agua y el saneamiento". En Siria, antes de los terremotos, ya existían brotes de cólera y sarampión.

Seis días de sufrimiento

Aslihan ha pasado los últimos seis días en un pequeño edificio con su familia. Duermen en el suelo y dependen de la comida y el agua que les llevan los trabajadores humanitarios: "No tenemos medicinas y tenemos un hijo, todos nos pondremos enfermos. No hay baño, todos lo hacen fuera y huele fatal".

Muchos no se van porque aún buscan a los suyos, en unas ciudades donde el olor a basura y a cuerpos descomponiéndose van ganando terreno. En el cementerio de Malatya ya no caben más cuerpos. Necesitan otras 300 tumbas. La ONU cree que las víctimas se van a duplicar y lo peor sigue estando en Siria.