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ACNUR SE HA INTERESADO POR EL PROYECTO

La brillante idea de 'El loco del desierto': construir casas con botellas de plástico llenas de arena en los campamentos saharauis

Las botellas de plástico tienen en su interior un aislante térmico que permite reducir el efecto de las altas temperaturas que se alcanzan en verano en el desierto del Sáhara. La planta de las casas es circular porque así se reducen los grados del interior. Luego las paredes se cubren de cemento y se pintan. 'El loco del desierto' protagonizará un documental de Acnur.

A Tateh Lehbib sus vecinos lo conocen como "El loco del desierto". Todo comenzó cuando este joven de 29 años nacido en los campamentos saharauis empezó a recolectar botellas de agua de plástico para construir con ellas una vivienda.

Sin embargo, de las grandes locuras surgen las mejores ideas. Tateh Lehbib accedió a la Universidad de Argel para estudiar Energías Renovables y al finalizar sus estudios regresó a su campo de refugiados con una idea clara: construir una casa a su abuela de adobe.

Imagen de una de las casas hechas con botellas de plástico
Imagen de una de las casas hechas con botellas de plástico | Acnur

Sin embargo, nada más empezó fue consciente de que el adobe no solucionaba el problema del calor en verano ni los riesgos de las tormentas de arena. Fue entonces cuando surgió la idea de utilizar botellas de plástico que en su interior tienen aislante térmico.

Tateh Lehbib narra como cada uno de sus vecinos tiene una historia de sufrimiento a sus espaldas. En los campamentos falta agua potable, faltan medicamentos, alimentos etc, pero "queremos vivir una vida digna", por ello su objetivo es "aliviar los sufrimientos".

Acnur se interesó por su proyecto y financió la construcción de 25 viviendas con botellas de plástico. Es la primera gran victoria de este soñador, que además va a ser protagonista del documental 'El loco del desierto'.

Las viviendas no son de lujo, pero sí facilitan el día a día a sus habitantes. La planta redonda ayuda a rebajar la temperatura interna hasta 3 grados. Cada una de ellas cuesta alrededor de 1.500 euros y ayuda a dar puestos de trabajo a gente que tiene que recoger las botellas y ayudar en la construcción. Las paredes de botellas de plástico llenas de arena se cubren con cemento y luego se pinta.

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