Investigación
Investigan a dos empresas por homicidio corporativo tras encontrar los cadáveres congelados de dos empleados
Los cadáveres de Jonathan Collins, de 34 años, y Neil Moon, de 49 años, fueron descubiertos en 2018. Ahora dos empresas han sido procesadas por homicidio corporativo.
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Dos empresas de Norfolk están siendo investigadas por homicidio corporativo. Estos avances en la investigación han vuelto a remover la consternación creada por el hallazgo en 2018 de los cadáveres de dos trabajadores.
Los cuerpos de Jonathan Collins, de 34 años, y Neil Moon, de 49 fueron encontrados con manos y cara congeladas en un estrecho espacio que hay entre la fachada de una fábrica y la de la estación de tren.
El Tribunal de Magistrados de Norwich ha citado el próximo 9 de julio a los representantes de las dos empresas procesadas. Una de las hipótesis que ha trascendido que se está estudiando es una posible fuga de gas de la zona de refrigeración.
La Policía de Norfolk indicó, según The Sun que "Banham Poultry Limited, que entró en administración en octubre de 2018, está siendo procesada por dos cargos de homicidio corporativo y dos cargos por no cumplir con sus obligaciones en virtud de la Ley de Salud y Seguridad en el Trabajo de 1974".
Los actuales propietarios de Banham Poultry no tienen nada que ver con el suceso ya que desde que se encontraron los cadáveres la empresa cambió de dueños. Para diciembre de este año está previsto que se vuelva a abrir la investigación, ahora suspendida.
Los familiares siguen devastados por el dolor que este trágico y misterioso suceso ha causado. La familia de Jonathan Collins destacó la faceta familiar del fallecido que "seguirá siendo amado y extrañado por todos aquellos que lo conocieron". La viuda de Neil aseguró de él que era "el esposo y padre más maravilloso". Su hijo lo llamó "mi héroe y el mejor padre que podría haber pedido" y su hija dijo: "Lo extrañaré mucho y apreciaré todos los recuerdos que tuvimos juntos".
Otros sucesos
Este caso nos ha hecho recordar el macabro hallazgo del propietario de un apartamento en Livry-Gargan en Seine-Saint-Denis (Francia) que después de ausentarse de su casa durante una temporada encontró un muro en su cocina, construido durante su ausencia, en el que se escondía un cadáver.
Empezó a notar un fuerte olor a lejía y la presencia de varias moscas, por lo que decidió avisar a la policía. El dueño había dado las llaves de su casa a una pareja.
En Torremolinos, el año pasado, la policía encontró el cuerpo sin vida de una mujer. El cadáver estaba emparedado en la vivienda que compartía con su novio.
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