Origen del coronavirus
Las investigaciones de Estados Unidos sobre el origen de la COVID-19 no son concluyentes
El presidente estadounidense había ordenado al servicio de Inteligencia de la Casa Blanca elaborar un informe para averiguar la raíz del coronavirus. Tenían un plazo máximo de 90 días y las primeras valoraciones siguen sin decantarse por alguno de los dos posibles escenarios.
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¿Es la COVID-19 producto de un accidente humano en un laboratorio o tiene su origen en los animales? Sigue siendo una de las preguntas más cuestionadas por el mundo entero y sigue sin tener una respuesta clara. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden trata de encontrar el origen de la enfermedad que ha provocado más de 4,2 millones de muertes en todo el mundo desde diciembre de 2019. Sin embargo, los servicios de Inteligencia estadounidenses no han conseguido elaborar un informe concluyente sobre la aparición del coronavirus.
Según ha informado el diario 'The Washington Post', citando a dos funcionarios familiarizados con el asunto, el documento clasificado que han presentado a la Casa Blanca no es concluyente. Biden encomendó realizar esta tarea de investigación a los servicios de Inteligencia del país el pasado mes de mayo y les dio un plazo máximo de 90 días. Llegada la fecha, aunque todavía no se han hecho públicos estos informes, todo parece indicar que la duda seguirá presente durante algún tiempo más.
China insiste en que el origen es animal
Aunque las especulaciones se llevan haciendo desde el inicio de la pandemia, hace tres meses la necesidad por descubrir la verdad sobre el origen de la COVID-19 se manifestó con mayor fuerza tras el descubrimiento de Estados Unidos sobre que varios investigadores del Instituto de Virología de Wuhan enfermaron en noviembre de 2019 y tuvieron que ser hospitalizados.
Estados Unidos manifestó en febrero su insatisfacción con los resultados preliminares de las investigaciones realizadas a principios de este año por expertos internacionales en Wuhan para buscar el posible origen de la pandemia, y consideró que las autoridades chinas habían ocultado datos a esa misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Unas declaraciones que el Gobierno Chino sigue sin admitir pero que provocaron que saltasen todas las alarmas. En un principio, China situó los primeros síntomas graves de la enfermedad a finales de diciembre.
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