Mascotas
La iniciativa en Canadá para que las mascotas vayan al trabajo con sus dueños
La pandemia trajo el confinamiento y muchos trabajadores se llevaron la oficina a casa. Para no estar solos, algunos optaron por adoptar animales de compañía y amortiguar así, la soledad del trabajo en remoto. La normalidad llegó y con ella, la vuelta presencial en el terreno laboral. Canadá se ha adaptado a esta nueva situación. Algunas empresas permiten dejar a sus empleados llevar el perro al trabajo.
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Muchas empresas de Canadá han aumentado su plantilla tras el fin del confinamiento y la vuelta a la normalidad. Durante la pandemia, unas 200.000 personas han adoptado un perro o un gato desde que comenzó la pandemia y ahora estos animales no se quedan solos en casa. Van también a la oficina. Según una encuesta de la empresa PetSafe, el 51% de los canadienses ve bien llevar los perros al trabajo. De hecho, los más jóvenes son los que apoyan más esta iniciativa. Los trabajadores con edades comprendidas entre los 18 y 24 años dicen que cambiarían de trabajo si su jefe no les permitiera llevarse su mascota a la oficina.
Según explica Euronews, una de estas empresas canadienses permite que el mejor amigo del hombre acompañe a los empleados a la oficina pero siguiendo unas reglas. Los perros duermen bajo los escritorios y tienen juguetes y boles de agua y comida. En este sentido, la Fundación Affinity valora esta iniciativa porque defiende los beneficios de llevarse el animal doméstico al trabajo. "Muchos estudios han demostrado que trabajar junto a tu perro, además de reducir el estrés y la ansiedad, mejora el estado de ánimo del animal por el hecho de poder compartir más ratos juntos con el propietario y también socializar con otros perros”, asegura.
Los defensores de esta iniciativa aseguran que las mascotas se sienten solas cuando se van a trabajar. Tienen que estar enjaulados por el día o deambulando solos por la casa, “y esto no es justo para el animal”, aseguran.
En muchas cocinas de las oficinas, hay cuencos en el suelo dispuestos en fila para dar de beber a los perros. A veces duermen a los pies de las sillas de sus propietarios, se llevan sus juguetes y se entretienen. Algunas empresas dicen que esta iniciativa ha provocado un aumento de la producción del personal.
Se entretienen los dueños y también los compañeros. En la empresa de construcción Chandos Bird, en Ottawa, los empleados están muy emocionados con la presencia de Samson, un yorkshire terrier rubio de diez años. El animal no sólo se adaptó a la vida de oficina, sino que también se ganó a los compañeros de su dueño que ahora comparten paseos con Samson.
Incluso el jefe dice que acaricia a un perro le relaja después de una reunión. Pero ¿qué ocurre con Samson cuando algún compañero de su propietario es alérgico o le asustan los animales? Permanece atado cuando una de las compañeras de su dueño está cerca y le aterrorizan los perros.
Abandono de animales de compañía
Elabandono de los animales de compañía, en especial de perros y gatos, experimenta un preocupante crecimiento para unos seres vivos obligados a convertirse en "juguetes rotos" que pagan caprichos irresponsables. Según los datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía, en España la tendencia a la adopción de mascotas no hace más que crecer, primero de forma sostenida y después de manera explosiva tras la pandemia, con un incremento de un 44% en perros domésticos y de un 35% en gatos,
En España, hay alrededor de nueve millones de perros y seis millones de gatos que conviven con humanos, estos últimos solo superados por los peces (ocho millones). La protectora de animales Gatocan gestiona cerca de doscientas adopciones al año, la mayoría felices, pero otras acaban con "juguetes rotos" que sufren en sus carnes las consecuencias de actitudes egoístas.
Son gatos y perros que tienen una familia que los rescata del refugio, que les da un hogar y, de repente, los echan de su casa para devolverlos a un ambiente desconocido rodeados de otros animales que son nuevos para ellos. "Los animales que son devueltos lo pasan fatal. En uno o dos días no se atreven a probar alimento. Miras sus ojos y ves las pupilas totalmente dilatadas del miedo", resume Beatriz Martín.
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Las devoluciones se producen por "razones muy diferentes, muchas veces inventadas", como "alergias repentinas o cambios de casa", pero que no dejan de ser los animales quienes las sufren.
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