Viaje
La increíble historia del hombre que regresó a casa por correo contra reembolso por no poder pagar un vuelo
La historia de Brian Robson, un joven que emigró a Australia por trabajo, es una de las más curiosas que encontrarás.
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El joven galés Brian Robson emigró a Australia para encontrar trabajo junto a un programa en el que ayudaban a personas a encontrar trabajo. Sin embargo, Robson se arrepintió de esta decisión muy pronto y quiso regresar a casa, algo que le salía demasiado caro para el sueldo que cobraba ya que tenía que pagar unas 700 libras. Él trabajaba en la red de ferrocarriles de Australia y sueldo era de unas 40 libras esterlinas. A partir de esto es donde comienza su aventura.
La aventura de Brian Robson
Ante la necesidad de regresar pero no poder pagar el vuelo decidió que se enviaría a sí mismo por correo a casa contra reembolso, aventura a la que se unieron dos compañeros ferroviarios y algunos irlandeses que decidieron ayudarle. Para el envío, tuvieron que comprar una caja de madera con el tamaño de una nevera pequeña y tuvo que reservar su lugar con la aerolínea Qantas.
Los dos irlandeses que se sumaron a la aventura le ayudaron a ubicarse en la caja, en la que entraba justo porque iba acompañado de una maleta y unas almohadas, y a cerrarla con unos clavos.
"Una experiencia bastante horrible"
Según el 'Irish Times', el joven no tenía expectativas de un buen viaje, aunque fue todavía peor de lo que tenía en mente: "fue una experiencia bastante horrible, la verdad" dijo, y es que el viaje se complicó un poco porque el vuelo de Melbourne a Londres que en un principio debía durar 36 horas estaba completo y lo subieron a un vuelo de Pan Am cuyo trayecto era mucho más lento.
Un viaje duro
En la caja en la que se transportaba había bastantes carteles que decían "Este lado hacia arriba", sin embargo pusieron la caja boca abajo y estuvo así durante casi un día, además hacía mucho frío en la bodega del avión y tuvo dificultad para respirar.
Aterrizó en Los Ángeles
Unos días después, llevaron su caja a una zona de carga y descubrió que no estaba en Londres, sino en Los Ángeles donde el FBI se encargó del caso. "Mis dos amigos y yo no sabíamos si mi plan era legal o ilegal, honestamente, así que acordé que mantendría sus nombres fuera de esto por completo, lo cual hice".
Una vez que el FBI comprobó que no era un espía, ya que era la época de la Guerra Fría, la aerolínea Pan Am lo liberó y lo deportó a Londres en primera clase.
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Busca a sus amigos
Ahora, casi 50 años después, Brian Robson tiene 75 y quiere volver a estar en contacto con sus amigos irlandeses: "Estoy 99% seguro de que se llamaban Paul y John. Ni siquiera podría decirte sus apellidos, ha pasado tanto tiempo, y solo los reconocería si viera fotografías de ellos que se tomaron en ese momento. Nos llevábamos de maravilla… Solían venir a mi casa, o yo iba a verlos, casi a diario", dice Robson.
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