Estados Unidos

El impeachment contra Joe Biden... ¿un arma política para compensar los efectos de los juicios de Trump?

Hasta ahora, los impeachments en Estados Unidos solo se presentaban cuando se tenían evidencias contra el presidente. En este caso, no las hay y las sospechas son solo tangenciales.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden

El presidente de Estados Unidos, Joe BidenEFE

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Lo primero que ha hecho James Comer, presidente de la comisión sobre el impeachment a Joe Biden, es referirse a una supuesta “montaña de evidencias” de que se aprovechó de sus cargos para favorecer financieramente a su familia.

El problema es que no hay evidencias y las sospechas solo son tangenciales.

Es cierto que el presidente dijo en 2020 -cuando aún no estaba en la Casa Blanca- que su hijo Hunter no había hecho negocios en China y que eso resultó falso. Pero nadie ha probado que Biden lo supiera ni que los negocios fueran ilegales.

Es cierto que Biden saludó personal y telefónicamente a algunos de los socios de su hijo. Pero nadie ha probado que hubiera nada que fuera más allá de la cortesía.

Es cierto que el hijo del presidente ha disfrutado de posiciones elevadas en compañías para las que parecía poco preparado. Pero, aunque parece probable que Hunter se aprovechara de la relevancia de su padre, nadie ha probado que el padre intercediera de ninguna manera.

Los republicanos aseguran que todo es muy sospechoso. El problema es que, hasta ahora, los impeachments solo se presentaban cuando se tenía algún tipo de evidencia y no cuando se trataba de empezar a llamar a testigos para ver qué tienen que contar.

La reacción de Biden al impeachment

En suma, este parece un intento de impeachment con más tiempo por delante que tensión inmediata y eso es lo que hace pensar que se puede tratar de un arma política con el que compensar el efecto que, en el extremo opuesto, van a causar los procesos judiciales a Trump.

De hecho, es solo el sector más radical y a favor de Trump del Partido Republicano quien está a favor del impeachment, y quien ha forzado a la mayoría republicana a abrirlo precisamente para mantener la unidad y así poder seguir ejerciendo de mayoría.

Pero también es cierto que el presidente Biden se ha esforzado más bien poco en disipar las dudas sobre los negocios de su hijo. Al contrario, le ha dado públicamente un protagonismo del que se espantan muchos en su propio partido.

Hoy, a la vez que acusa a Trump y a sus seguidores de poner en peligro la democracia y de no compartir los fundamentos elementales del sistema político de Estados Unidos, Biden deja abierto un frente de oscuridad política alegando indignación personal.

Y por él se han colado los republicanos, como si fuera un as en la manga, dejando la decisión final de si lo usan o no para más adelante, según vaya el torbellino político-judicial que se avecina para el año próximo.

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