Guerra en Ucrania

La guerra de trincheras se instala en Ucrania en el aniversario de la invasión: "¿Por qué nos atormentan?"

A punto de cumplirse un año de la invasión rusa en Ucrania, el balance de víctimas humanas es demoledor. Al menos, 240.000 personas de ambos bandos habrían muerto y casi 9 millones se habrían visto obligadas a huir de su país por culpa del conflicto.

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Un año después de la invasión a Ucrania, Moscú redobla su ofensiva mientras las potencias occidentales se han unido para prestar ayuda a Kyiv. El futuro inmediato de Ucrania depende de las decisiones adoptadas en Alemania, donde se clausura la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC), y en Rusia, que intenta romper las defensas ucranianas en el este del país.

La guerra de trincheras ha regresado a Europa, como si fuese la Primera Guerra Mundial. En el este de Ucrania se viven las batallas más encarnizadas, luchando por cada centímetro de terreno, pero el desequilibrio de fuerzas es enorme entre ambos contendientes.

El gobernador ucraniano de la provincia de Lugansk, Serhiy Hayday, ha afirmado que las fuerzas rusas están tratando de atravesar las defensas ucranianas en la zona de Kreminna, donde se localiza este domingo la "situación más difícil" del frente. En la dirección de Svatove las posiciones ucranianas son más "estables", ha afirmado, y el Ejército ucraniano está destruyendo equipamiento pesado de los rusos todos los días, según Hayday.

"El enemigo tiene mucha más artillería. Nuestro material es de la era soviética y está ya desgastado, por lo que necesitamos armas modernas, nuevos modelos, de largo alcance. Los nuestros están obsoletos", explica un comandante ucraniano. Un desequilibrio que intentan compensar con destreza. "Los rusos intentan avanzar cada día, pero a pesar de que nos lanzan artillería de gran calibre, son tan caóticos, que logramos repelerlos sin apenas bajas", explica Koshmar, un soldado ucraniano.

Sufrimiento para las tropas, pero también para los civiles, muchos de ellos ancianos que se han quedado en condiciones extremas en las poblaciones próximas al frente. "Queremos que Rusia se vaya. ¿Por qué nos atormentan? ¿Para qué?", pregunta una anciana.

La guerra ha tenido también un impotante impacto económico. La amenaza del suministro de bienes esenciales, energía y fertilizantes se ha traducido en un fuerte incremento de los precios de los productos básicos.

Más a salvo de este horror, en Kyiv, las iglesias están llenas de fieles. "Cada domingo oramos por nuestros defensores. Rezamos para que Ucrania venza esta batalla", explica Marta. Un desenlace, que desafortunadamente, parece cada vez más lejano.

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