La ciudad de Lisboa, acostumbrada a un clima estable y cálido, ha sufrido una fuerte granizada que ha convertido a la capital de Portugal y sus alrededores en una rara estampa invernal. La granizada sembró el caos en el centro y los alrededores de la ciudad, con inundaciones y acumulación de varios centímetros de hielo.
Aunque sólo se informó de una persona hospitalizada por hipotermia, los bomberos y los servicios de Protección Civil de la zona metropolitana, que concentra cerca de tres de los diez millones de habitantes de Portugal, se vieron desbordados por las llamadas de auxilio de automovilistas y vecinos víctimas de súbitas riadas. En los alrededores del estadio de la Luz del club de fútbol Benfica, el más popular del país, y en la zona de Amadora, en las afueras de la capital, el agua y el hielo dejaron medio enterrados muchos vehículos.
El fenómeno meteorológico, muy extraño para los habitantes de Lisboa, de clima templado, se produjo tras una semana de temperaturas veraniegas en la zona central de Portugal. Una fuerte tormenta originada en el Atlántico causó, según los servicios de meteorología, la fuerte granizada, que duró más de una hora y convirtió el tráfico de la ciudad en un caos. En varias zonas de la capital, viviendas y comercios se vieron anegados y los equipos de limpieza tuvieron que despejar las calles donde los vehículos arrastrados y la acumulación de hielo impedían el paso.