Una mujer de 91 años disponía de una caldera rota en su vivienda de Burnley, Lancashire, en Reino Unido, por lo que sus hijas decidieron llamar a un fontanero para solucionar el problema.

Respondió a la llamada James Anderson, fontanero de 52 años, que acudió rápidamente a la casa. Una vez allí, realizó su trabajo y se marchó.

El correspondiente cobro del trabajo desempeñado en la caldera no se hizo esperar y llegó por correo electrónico. Fue entonces, cuando Christine Anne Rowlands, hija de la clienta, decidió publicarlo en redes sociales sin salir de su asombro. El coste total fue nulo, de cero libras. Asimismo, la factura iba acompañada del siguiente texto: "La dama tiene 91 años de edad y padece leucemia aguda, merece cuidado al final de la vida", "no hay cargos para esta dama bajo ninguna circunstancia", concluía.

James Anderson emprendió en 2017 un proyecto, sin ánimo de lucro, que ofrece servicios de fontanería para ayudar a mayores y discapacitados.