Gigantes tecnológicos
Europa pone orden en el mundo digital y regula a los gigantes como Google, Apple, Facebook o Amazon
Europa quiere ser el primer continente del mundo que se atreve a legislar a compañías como Google, Apple, Facebook o Amazon. La filosofía de la norma es: "todo lo que es ilegal en la vida real, lo debe ser también en la vida online". La UE inicia el camino legislativo después de un año de fuertes presiones del poderoso sector tecnológico.
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El 6 de enero de 2021 una turba de individuos invadió por la fuerza el Capitolio de Washington. Se tambaleaba una de las mayores democracias del planeta. El asalto vino precedido de meses de mensajes de odio en redes sociales, de bulos, de conspiraciones en webs incendiarias...
Europa se lo tomó como un punto de inflexión sobre el impacto que las plataformas digitales pueden tener en nuestras democracias. Había que actuar.
A niveles mucho más cercanos, a diario comprobamos el papel moldeador de nuestras vidas que tienen las redes sociales. Un impacto enorme que, sin embargo, no tiene prácticamente ningún control. Así que la Unión Europea se ha propuesto poner reglas en el mundo digital, ya que la directiva actualmente en vigor es del año 2000, cuando ni siquiera podíamos imaginar que en poco tiempo haríamos online la mayor parte de nuestras tareas cotidianas: desde teletrabajar o hacer la compra, hasta buscar pareja.
Batalla contra los gigantes tecnológicos
Europa quiere ser el primer continente del mundo que se atreve a legislar a compañías como Google, Apple, Facebook o Amazon. El propósito principal es que los consumidores estemos más protegidos y la filosofía de la norma es: "todo lo que es ilegal en la vida real, lo debe ser también en la vida online".
El comisario europeo de Industria, Thierry Breton, lo ha resumido con un videomontaje en su cuenta de Twitter en el que, de forma divertida, amenaza a los gigantes tecnológicos: “Es hora de poner orden en el Salvaje Oeste digital. Un nuevo sheriff está en la ciudad y se llama DSA (el nombre de la nueva ley).”
"Estas empresas son gigantes, su cuenta de resultados en ocasiones supera el PIB de algunos países pequeños. Pero son mucho más, tienen una enorme influencia en la vida de la gente. Con esta regulación, seremos una referencia para el resto del mundo", nos dice Adriana Maldonado, eurodiputada del PSOE.
La nueva normativa quiere que las plataformas sean responsables del contenido que se sube en ellas y, por tanto, deben tener controles propios para eliminar discursos de odio, amenazas o acoso. También se prohíbe la publicidad dirigida a los menores de edad y se exige mayor transparencia en los algoritmos que utilizan. En cuanto a posibles reclamaciones, se establece un sistema para que los usuarios puedan quejarse o pedir indemnizaciones. Un ejemplo básico, Amazon tendrá la obligación de cumplir las mismas normas que tiene cualquier tienda física de barrio.
Sanciones para los incumplidores
Como siempre, el apartado sancionador es una pieza clave de toda nueva norma. Y la UE no ha querido ser tibia. La ley otorgará a la Comisión Europea un importante poder correctivo contra las empresas que no cumplan.
Se prevén multas de hasta el 6% de su volumen de negocio anual, -lo que puede suponer cantidades altísimas-, y hasta se les podría llegar a expulsar del mercado comunitario si las infracciones son muy graves y continuadas.
Luz verde en 2023
El Parlamento Europeo acaba de iniciar el camino legislativo. Ahora comenzarán las negociaciones con el Consejo (los 27 países europeos) y se espera que la norma pueda aprobarse de manera definitiva el año que viene, 2023.
El peligro de imponer un reglamento tan estricto es que alguna de las compañías pudiera romper la baraja y llevarse su negocio fuera de Europa, algo que dejaría a los usuarios sin las aplicaciones más famosas, que usan a diario.
Pero los negociadores europeos creen que eso nunca ocurrirá porque el mercado comunitario supone un pastel muy goloso de 450 millones de consumidores. Europa cree tener aquí una potente arma de negociación. "Ninguna gran empresa puede prescindir de este mercado de consumidores tan extenso", nos dicen desde la eurocámara.
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