Salud

Está es la insólita razón por la que un adolescente desprendió durante años un olor nauseabundo al sonarse la nariz

El joven sufrió el problema durante casi ocho años, hasta que una tomografía dio con la causa

Niño sonándose la nariz

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Salud

Está es la insólita razón por la que un adolescente desprendió durante años un olor nauseabundo al sonarse la nariz

El joven sufrió el problema durante casi ocho años, hasta que una tomografía dio con la causa

La revista médica JAMA Otolaryngology–Head & Neck ha publicado un artículo explicando el curioso problema de un adolescente que sufrió durante años una congestión nasal acompañada de un extraño síntoma: un fétido olor que aparecía cada vez que el joven se sonaba la nariz.

La primera vez que acudió al especialista tenía 15 años, pero llevaba más de un lustro sufriendo el problema al que, con el paso del tiempo, se le unió una pérdida de olfato. Además, el olor que desprendía al sonarse la nariz era cada vez peor.

Hipertrofia de cornetes

Tras una primera revisión a fondo, el médico le diagnosticó "hipertrofia de cornetes", una enfermedad que afecta a la mucosa respiratoria.

"El paciente indicó que llevaba años padeciendo congestión bilateral e hiposmia. Tanto él como su familia negaban que hubiese sufrido algún traumatismo facial, sinusitis reciente o recurrente, rinorrea, dificultad respiratoria, dolor, cambios en la visión y síntomas constitucionales", señaló la revista.

Aerosol y antihistamínicos

"No informó de ningún consumo de drogas, alcohol o tabaco. Su desarrollo era normal. En la exploración física, el paciente parecía sano y tenía una voz normal. Las amígdalas eran pequeñas, sin criptas ni tonsilolitos, y no había masas en el cuello", agregó.

Tras esa primera revisión, el doctor le recetó aerosol y antihistamínicos. Pero pasó un año y el joven, entonces con 16, continuaba con los mismos síntomas, que además se iban agravando.

La causa

Los facultativos le practicaron entonces una tomografía y ahí fue cuando vieron la causa del problema: una bala de perdigón de 9 milímetros. El adolescente la tenía incrustada en la cavidad nasal desde los 8 o 9 años, cuando fue disparado por accidente.

El proyectil bloqueaba las vías de drenaje de la nariz y era lo que causaba el mal olor. La bala, tan encajada que no podía ser expulsada cuando el joven se sonaba, fue retirada mediante una cirugía.