Techo de deuda

El equilibrio de poderes, la ventaja y desventaja de Estados Unidos que ahora pone en riesgo su economía

Joe Biden intenta evitar que el país entre en suspensión de pagos por primera vez en su historia. Para lograrlo, tiene que encontrar un acuerdo con los republicanos dentro de sus enormes diferencias. Esta es la razón por la que ahora se ven comprometidas sus cuentas.

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Una de las grandes ventajas del sistema político estadounidense es su equilibrio de poderes. Ningún órgano tiene tanto poder que pueda operar ajeno al escrutinio de otros órganos. Pero una de las grandes desventajas del sistema político estadounidense es también ese mismo equilibrio de poderes.

El Congreso está tan equilibrado que apenas se puede aprobar nada, el Ejecutivo está tan controlado que difícilmente escapa a las intervenciones de cualquier juez federal y el Poder Judicial está tan fiscalizado que siempre hay posibilidad de apelaciones que retrasan décadas cualquier decisión final.

Algo similar ocurre con el presupuesto. El Congreso puede aprobar un presupuesto, lo que supone que tiene el beneplácito de la Casa Blanca y de las dos cámaras del Congreso. Pero luego, ese presupuesto ya aprobado puede no ponerse necesariamente en marcha. Es justo lo que ha ocurrido ahora.

Los demócratas aprobaron el año pasado un presupuesto que ha vuelto a incrementar la deuda pública estadounidense. Su argumento es típicamente liberal (en el sentido estadounidense de liberal): hace falta más gasto público para estimular la economía y corregir desequilibrios y, a la vez, subidas de impuestos a quienes más ganan para obtener recursos.

Pero lo que ocurre es que los demócratas aprobaron ese presupuesto el año pasado cuando tenían mayoría en las dos cámaras del Congreso, que son la Cámara de Representantes y el Senado. Desde entonces ha habido elecciones al Congreso y los republicanos se han hecho con la mayoría en la Cámara de Representantes. Y ahí es donde están aplicando su equilibrio de poderes.

Porque para poner en marcha las partidas de gasto que los demócratas aprobaron el año pasado resulta que el estado -Estados Unidos- tiene que pedir dinero prestado, es decir, tiene que aumentar su nivel de duda. Y ya se había votado a favor de ese préstamo al aprobarse el presupuesto pero ahora debe aprobare de nuevo.

Y para los republicanos eso es inaceptable.

Aprietos para los demócratas y también para los republicanos

Lo que ocurre entonces es que el gobierno -es decir, la administración Biden- se queda sin liquidez para asumir los gastos que tienen por delante, desde salarios de funcionarios y pensiones hasta gatos sanitario, educativo, de defensa o pagos de intereses de deuda pública.

En otras palabras: o el gobierno pacta con los republicanos un nivel de gasto inferior o los republicanos fuerzan al gobierno a declarar suspensión de pagos.

Se trata por tanto de una crisis económica que tiene, además, una variante política añadida.

Los republicanos están divididos entre la mayoría que aceptaría una rebaja de gastos e impuestos moderada por parte de la Casa Blanca y, por otro lado, la minoría republicana vinculada al Freedom Caucus, cercano a Trump, y que exige una rebaja muy sustancial y, en la práctica, inaceptable para los demócratas.

No solo eso, esa minoría radical republicana tiene la posibilidad de forzar el cese del líder republicano Kevin McCarthy si este hace concesiones que pudieran considerarse excesivas.

Si el país se declarara por vez primera en suspensión de pagos eso provocaría no solo la congelación de salarios de funcionarios federales y de pensiones sino un aumento de los intereses de deuda pública, lo que, a su vez, daría pie a una depreciación del dólar, aumento del desempleo y contracción del PIB. En suma, un paso notable hacia la recesión. O sea, una pesadilla.

Lo más curioso de todo es que este inmenso riesgo económico es debido exclusivamente a un desajuste político que solo se puede corregir con una de las dos partes cediendo a última hora ante el precipicio de lo impredecible o con un acuerdo que, a día de hoy, nadie sabe por dónde podría empezar.

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