El fondo de bitcoin canadiense QuadrigaCX se encuentra en serios apuros tras la repentina muerte de su fundador, Gerald Cotten.
Cotten era la única persona que conocía la contraseña del monedero donde se almacenan millones de dólares de inversores en criptomonedas como bitcoin o ethereum.
Con su muerte y los problemas surgidos a raíz de esta, el banco de cambio de criptomonedas ha adquirido una gran deuda con sus clientes y se ha declarado en bancarrota. Según los documentos presentados en Canadá, QuadrigaCX debe unos 250 millones de dólares canadienses, unos 166 millones de euros, a sus clientes.
En un intento por proteger el dinero, el fundador lo movía regularmente a un monedero protegido con contraseña y desconectado de Internet, con el objetivo de evitar el robo del mismo en caso de un hackeo.
Cotten era el único responsable de la seguridad de los fondos de sus clientes, por lo que, si hackeaban la empresa o los perdía él sería el único culpable. Lo que nadie esperaba es que Cotten falleciese por complicaciones de la enfermedad de crohn el pasado diciembre de 2018 mientras abría un orfanato en India.
La repentina muerte del CEO de QuadrigaCX fue anunciada a finales de enero, dejando a unos 115.000 clientes sin posibilidad de retirar su dinero ya que la mayoría de los fondos están almacenados en un monedero externo. Cotten era la única persona que conocía la contraseña.
En el momento de anunciar la bancarrota QuadigaCX tenía en su posesión 26.488 bitcoin valorados en unos 78,8 millones de euros, 429.966 ethereum o unos 40 millones de euros al cambio actual, así como varios millones en bitcoin cash, bitcoin gold y litecoin.
Todos los fondos almacenados externamente están en un portátil desde donde Cotten realizaba su trabajo. El equipo está cifrado y protegido por contraseña, lo que hace imposible acceder a los datos.
Límite de disponibilidad en los monederos de los clientes
Al mantener el mínimo posible de divisas en sus monederos en 'caliente', aquellos que están alojados en servidores conectados y por tanto expuestos a ataques externos, la empresa limitaba la cantidad de dinero que sus clientes podían sacar de sus cuentas.
Ahora el problema se traslada a los gerentes de QuadrigaCX que tienen la intención de seguir trabajando para acceder a estos monederos externo, pero sin la contraseña y teniendo en cuenta el nivel de seguridad del cifrado actual hackear la contraseña de Cotten puede llevar años.