Merkel, Sarkozy, Cameron y Obama en Cannes

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PROGRAMA DE ESPIONAJE A LÍDERES EUROPEOS EN 2010

EEUU niega que Obama tuviera noticias de las escuchas a Merkel

La NSA ha negado que su director, Keith Alexander, informara al presidente de EEUU en 2010 sobre el programa de espionaje que incluía el móvil de la canciller alemana.

La Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EEUU ha negado que su director, el general Keith Alexander, informase al presidente Barack Obama en 2010 sobre los supuestos programas de espionaje, que involucraban el teléfono móvil de la canciller alemana Angela Merkel.

"El general Alexander no discutió en 2010 con el presidente Obama una supuesta operación de inteligencia en el extranjero respecto a la canciller alemana Merkel, ni nunca ha discutido supuestas operaciones a la canciller Merkel", afirmó Vanee Vines, portavoz de la NSA, en un escueto comunicado.

"Las informaciones periodísticas que afirman lo contrario no son ciertas", agregó Vines. La portavoz de la NSA se refería así a las informaciones publicadas por el diario alemán "Bild am Sonntag", que señalaba que Obama fue informado de las escuchas por Alexander, en 2010, no pidió suspender el programa y llegó a solicitar un informe completo sobre la canciller.

Las revelaciones han provocado una ola de indignación en Alemania y otros países europeos, cuyos líderes también habrían sido objeto de espionaje masivo por parte de EE.UU.

Alemania ha anunciado ya que enviará en los próximos días una delegación "de alto nivel" a Estados Unidos para recabar datos de la Casa Blanca y de los servicios de inteligencia.

Según el dominical alemán, la NSA no sólo espió el celular del partido que usó Merkel hasta el pasado mes de julio, como se había señalado hasta ahora, sino que llegó a pinchar el teléfono aparentemente seguro que empezó a usar este verano.

Sin embargo, esta semana el propio presidente Barack Obama telefoneó a Merkel para asegurarle que "Estados Unidos no está supervisando ni supervisará las comunicaciones de la canciller", según explicó Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca.

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