La COVID-19 puede que ya circulase por algunos rincones del mundo en octubre de 2019, dato este que contradice el origen establecido hasta el momento en diciembre de ese año, dos meses antes de la explosión de contagios ocurrida en Wuhan.
Las últimas investigaciones sobre el origen del coronavirus arrojan luz de cómo empezó la pandemia que ha paralizado el mundo y ha puesto patas arriba la vida que hasta entonces conocíamos. El estudio publicado en la revista Science fecha los primeros casos a mediados de octubre de 2019.
Los autores se inclinan a pensar que hubo una primera fase de la epidemia en la que la primera infección tuvo lugar con una variante menos apta a propagarse que se extinguió, pero dando lugar antes a una cepa mutante que persistió y provocó la segunda fase epidémica.
Hay otra investigación que sitúa el origen de la pandemia a 2.000 kilómetros de Wuhan. Uno de los miembros del equipo de investigación de la OMS apunta pistas sobre el eslabón perdido: cómo pasó el coronavirus del murciélago al hombre.
Sitúa este paso en granjas del suroeste de China, cerca de Birmania, donde se crían civeta, puercoespín, pangolín, perro mapache, rata del bambú. Son animales salvajes pero que se crían en granjas dentro de un programa del gobierno chino.