"Echar a los embajadores americanos". Es la consigna lanzada por Al Qaeda y tomada al pie de la letra."Nuestro mensaje es que si los responsables de esa atrocidad no son juzgados, tendrán que enfrentarse a la ira de todos los musulmanes del mundo".
Alrededor de 50 detenciones se han practicado en relación con el ataque al consulado de EEUU en Bengasi en el que perdieron la vida el embajador estadounidense y tres empleados de la sede diplomática, explicó el presidente de Libia, Mohamed el Magariaf.
Occidente no es ajeno a las protestas. Por ejemplo, Amberes, donde la policía se ha empleado a fondo para disolver una manifestación no autorizada. Más de un centenar de personas han sido detenidas.
En Australia, el intento de asalto ayer del consulado americano en Sydney, ha originado un agrio debate. "Toda religión debe ser respetada y ese video es repugnante. Pero ese video no justifica la violencia que hemos vivido estos días en las calles de Sydney".
La Policía australiana ha acusado por alteración del orden público y asalto contra la policía a seis de los detenidos y han abierto una investigación en la que examina imágenes de los medios de comunicación y de cámaras de seguridad con la intención de identificar a los responsables de la violencia y practicar más detenciones.
Desde la Casa Blanca, han ordenado al personal "no esencial" de sus embajadas en Túnez y Sudán que abandonen esos países. Washington, además, ha enviado marines a Yemen y a Libia. En este país se ha abierto una investigación por el asesinato de cuatro diplomáticos estadounidenses el pasado martes en Bengasi. Ataque, que ha reinvidicado Al Qaeda pero que ha desvinculado del polémico video. La red terrorista afirma que fue en venganza por la muerte de su número dos, abatido en junio en Afganistán.
En Francia, el ministro del Interior, Manuel Valls, ha denuncido la manifestación contra Estados Unidos que se celebró en el centro de París sin estar autorizada, y que terminó con más de un centenar de arrestos, y ha asegurado que actuará con firmeza para que no se reproduzcan protestas de este tipo.
El ministro socialista afirma que los participantes en esa protesta "son unas pocas personas", pero al margen de su número reducido quiso dejar claro que el integrismo constituye un problema real en algunos puntos del país.
