Terremoto Turquía y Siria

Cientos de cádaveres de víctimas del terremoto se amontonan en fosas comunes en Siria, inmersa también en un brote de cólera

El número de fallecidos por el terremoto de Turquía y Siria no para de crecer. Entre ambos países se ha elevado el número de muertos a más de 17.000.

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Los 'milagros' que nos deja el terremoto de Turquía y Siria, incluso 3 días después de los dos grandes temblores de 7,5 y 7,6 respectivamente, son el clavo ardiendo al que se aferran los rescatistas, porque la situación es trágica, entre ambos países han elevado a más de 17.000 el número de fallecidos. Concretamente en Siria ya alertan de que no hay sitio para más cadáveres y muchos se amontonan ya en fosas comunes.

En la zona fronteriza con Turquía a muchos heridos los llevan a la Cueva, un hospital subterráneo que se construyó parta atender a víctimas de la guerra. En Siria ya no hay espacio en los cementerios y cientos de cadáveres acaban enterrados en fosas comunes. El país sufre una epidemia de cólera y es vital retirarlos de las calles.

Concretamente en Siria los seísmos han dejado más de 3.000 personas muertas y 5.000 heridas, de los cuales 1.262 muertos y 2.285 heridos se han registrado en las zonas de Siria controladas por las autoridades, según datos del Ministerio de Sanidad sirio recogidos por la agencia estatal siria de noticias, SANA. Estos datos corresponden a las provincias de Alepo, Hama, Latakia, Tartus y las zonas de Idlib en manos de las fuerzas gubernamentales.

A las cifras gubernamentales sirias hay que sumar más de 1.900 muertos y 2.950 heridos en las zonas controladas por los rebeldes en las provincias de Idlib y Alepo (noroeste), según ha dicho la Defensa Civil de Siria, conocida como 'Cascos Blancos', a través de su cuenta en Twitter, donde ha insistido en que "se espera que el balance aumente significativamente, ya que cientos de familias permanecen atrapadas bajo los escombros más de 75 horas después del seísmo.

Dando aire entre tanta desesperación existen algunos milagros como el de la pequeña llamada Sham, los equipos de rescate le cantan para tranquilizarla antes de sacarla de entre los escombros. Ella se aferra a su héroe con un abrazo infinito. Son algunas de las proezas de los 'Cascos blancos', un grupo de más de 3.000 voluntarios con profesiones variadas, desde panaderos a ingenieros pasando por sastres o profesores.

Los años de la guerra les han convertido en profesionales expertos en desastres, fueron incluso candidatos al Nobel de la Paz y, ahora llevan el peso de los rescates por lo que no se cansan de pedir más medios.

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