Monos

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HAY MÁS DE MIL MONOS

Científicos trabajan contrarreloj para devolver la normalidad a la Isla de los Monos, donde más de mil macacos se quedaron sin alimento

El huracán María despojó de vegetación a la mayor parte de Puerto Rico, destrozó los bebederos de metal de los monos e inutilizó los muelles que utilizaba el personal para llevar bolsas de alimento. Ahora, trabajan contrarreloj para que los macacos puedan volver a la normalidad lo antes posible.

El huracán María devastó Puerto Rico hace un par de semanas, y mientras que los soldados y el Gobierno tratan de devolver la normalidad a la isla, un grupo de científicos intenta salvar a los más de mil monos que habitan en Cayo Santigo, en la denominada isla de los Monos, donde se encuentra uno de los centros más importantes del mundo en la investigación sobre primates.

Este centro es uno de los lugares más importantes del mundo en la investigación de cómo piensan, socializan y evolucionan los primates. Sin embargo, el huracán despojó de vegetación a la mayor parte de la isla, destrozó los bebederos de metal de los monos, tal y como recoge AP, e inutilizó los muelles que utilizaba el personal para llevar bolsas de alimento.

El centro de investigación se remonta a 1938, cuando se llevó una población de unos 400 macacos. Desde entonces, éstos se han reproducido hasta convertirse en la población libre de primates más estudiada. Todos están identificados y sus esqueletos se han guardado a lo largo de nueve generaciones para futuras referencias.

Ahora, los científicos trabajan a contrarreloj para llevar alimentos, bebidas y equipamiento como sierras eléctricas para reconstruir todo lo que el huracán derribó a su paso. Uno de los peligros a los que se enfrentan los investigadores es que los monos son portadores del herpes B, un virus que entre ellos es inofensivo pero puede ser letal para los humanos. Y no sólo eso, al quedar destruidos los retretes químicos de la isla, los trabajadores pueden quedarse en la isla sólo hasta que necesiten ir al servicio ya que los desperdicios humanos podrían iniciar una epidemia que extermine a los macacos.

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