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coronavirus

Baarle, la frontera más complicada del mundo por el coronavirus

La localidad, mitad belga mitad holandesa, se rige por medidas distintas en cada zona durante la crisis sanitaria

Imagínense que una frontera precisamente atraviesa y parte en dos el lugar donde ustedes viven. Es lo que ocurre en Baarle, un pueblo mitad belga y mitad holandés. Ahí tienen especial interés en que se reabran las fronteras durante la pandemia de coronavirus porque cada país adoptado medidas distintas y los vecinos sufren diferentes restricciones.

Las cruces blancas

Baarle es un pueblo totalmente dividido por unas fronteras pintadas con cruces blancas en el suelo. Esas cruces recorren en zigzag toda la localidad y hacen de separación entre los dos países. Son fronteras reales.

Aun lado está el territorio belga y al otro, en el suelo, marcado con las letras NL, es decir, Holanda. A partir de aquí ya es territorio holandés.

Estas cruces blancas pintadas en el suelo recorren toda la localidad. Atraviesan calles, atraviesan casas o también dividen en dos comercios como este supermercado.

Silvia, propietaria de una galería cuenta que ha tenido que rechazar clientes holandeses en su galería porque "está situada en Bélgica".

Ahora mismo, debido al coronavirus, Europa tiene las fronteras cerradas así que los que viven a este lado en teoría no podrían cambiar de país.

Desde el Ayuntamiento de Baarle explican que "solamente está permitido cruzar para ir a comprar" y hay que mostrar el ticket de la compra.

Otro de los problemas son los bares y restaurantes porque en Holanda ya están reabiertos pero en Bélgica no. Así que un belga que viva en un lado no podría venir y sentarse en una terraza holandesa a tomarse algo porque la frontera pasa justo por al lado. Todos en Baarle están deseando que vuelva la Europa sin fronteras.

La historia de Baarle

Los dos países vecinos, Bélgica y Holanda, nunca han logrado resolver el litigio entre Hertog, que pertenece a la provincia de Amberes, y Nassau, que está adjudicada a Brabantia.

La situación y la cantidad de documentos para los habitantes de algunas de las casas por las que cruzan las cruces, la línea fronteriza, es una auténtica pesadilla.

En Baarle es complicado o casi imposible, por ejemplo, solicitar una licencia de obras. Desde el consistorio tratan de simplificar los trámites pero los dos países chocan en algo tan simple como los horarios.