Amazonas
Arde la Amazonia brasileña: más de 50.000 kilómetros cuadrados en peligro por las llamas
Desde que Bolsonaro llegó al poder, la deforestación promedio anual en la Amazonía brasileña en comparación con la década anterior ha aumentado un 75%.
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El pasado mes de agosto ha sido el peor de los últimos doce años para la Amazonía brasileña. Los números han superado a los de 2019, año en el que se produjo el mayor incendio forestal en la selva y que conmocionó a gran parte del mundo. Además supuso el primer escándalo internacional del Gobierno de Bolsonaro, quien acababa de llegar al poder.
Septiembre parece seguir los mismos pasos. Solo en la primera semana hubo más focos activos que en todo el mismo mes del año pasado. Los satélites del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) detectaron, en apenas una semana, 18.374 focos de incendio. El gran número de incendios ha provocado una nube de humo que se puede ver incluso desde el espacio. Bolivia y algunas ciudades del sur y sureste de Brasil también están siendo testigos del humo.
En lo que va de año, la Amazonía brasileña ya acumula 58.155 alertas de incendios, lo que supone alrededor de un 20% más de los registrados en el mismo periodo de 2021.
En la ciudad de Río Branco, en el estado de Acre, la contaminación del aire llegó a niveles 13 veces superiores a lo que recomienda la OMS. Sin embargo, quienes más sufren son quienes 'viven' de la selva, como el caso de la tierra indígena Mãe Maria, quienes sufrieron un gran incendio que destruyo gran parte de la aldea Hopryre.
La gran mayoría de estos incendios son provocados, ya que así se elimina la vegetación derribada de los meses anteriores. Durante el primer semestre del año hubo alertas por deforestación en 4.000 kilómetros cuadrados de selva. Por otro lado, los científicos ya aseguran que hay 50.000 kilómetros cuadrados del terreno en peligro por las llamas.
Desde que Bolsonaro llegó al poder, la deforestación promedio anual en la Amazonía brasileña en comparación con la década anterior ha aumentado un 75%. Por eso desde las organizaciones como el Observatorio del Clima no solo resaltan los recortes habidos en los órganos de control para tratar de poner solución al problema, sino que incluso las multas puestas a quienes deforestan y queman ilegalmente también han caído con mínimos históricos.
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