Los escaparates del sexo van a cerrar las cortinas. En lugar de prostitutas que exhiben sus encantos, el Ayuntamiento quiere poner tiendas de decoración y puestos de comida. Con máscaras para evitar ser reconocidas, las trabajadoras del sexo han salido de las vitrinas para protestar por el cierre de su negocio.
Unas 500 prostitutas perderán su lugar de trabajo por convicciones morales e interés, apunta la portavoz del Sindicato de las Trabajadoras.
La idea es limpiar el casco histórico de delincuencia, ya que estos negocios pueden servir de tapadera al tráfico de drogas, de mujeres y al blanqueo de dinero. De los 500 burdeles del barrio, 115 han echado ya el cierre, pero aún así el Ayuntamiento quiere dejar la cifra en la mitad.
"Holanda es el paraíso de la libertad y debe seguir así", dice una de las prostitutas, quienes han entregado al alcalde miles de firmas contra el proyecto.
El alcalde de Ámsterdam, en cambio, es tajante, "el proyecto 1012 se modificará". El sexo es un oficio legal en Holanda desde hace 15 años y el barrio Rojo de Ámsterdam el distrito mas deseado.