Un total de 23 departamentos, del centenar que hay en Francia, están en alerta por riesgo de crecidas, con ríos que se encuentran varios metros por encima de sus niveles habituales, como el Sena en París, a punto de alcanzar los históricos registros de junio de 2016.
Las zonas más afectadas son el norte y noreste de Francia, donde afluentes del Sena y del Ródano permanecen en alerta naranja (nivel tres de cuatro), según el servicio Vigicrue de información sobre los riesgos de inundaciones. En París, el nivel de las aguas se situaba este martes 4,90 metros por encima de su nivel de referencia en el puente de Austerlitz, y Vigicrue calcula que podría alcanzar los 6,10 metros el próximo viernes, algo que ocurrió en junio de 2016, por lo que el nivel de alerta, ahora "amarillo", pasará probablemente a "naranja".
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha convocado una reunión de crisis esta tarde con los servicios de transportes urbanos, de aguas y de calefacción de la ciudad, entre otros, para coordinarse y abordar la situación.
El Ayuntamiento ya avisó que, para "limitar los riesgos y el impacto en la vida cotidiana", se habían tomado una serie de medidas, como el cierre de aceras y parques cerca de las orillas del Sena. Los parisinos tampoco podrán acceder a partir de mañana a siete estaciones de la línea del tren de cercanías RER C -que atraviesa el centro de París en paralelo al río- como la de los Inválidos o la del Museo de Orsay, cerradas hasta el viernes.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) recomendó, precisamente, a las autoridades una mejor adaptación de la "planificación urbana y territorial" y una mayor coordinación de las instancias responsables de prevenir estas amenazas, para evitar la "dispersión" actual.
La OCDE recordó que las graves inundaciones del Sena en mayo y junio de 2016 provocaron daños evaluados en más de 1.000 millones de euros, además de causar la muerte de dos personas y obligar a la evacuación de sus casas de 17.500 en daños. Entonces, la subida del Sena condujo también a cerrar museos como el Louvre o el Orsay en París.
Si la situación fuera como la de 1910, cuando se produjeron las mayores inundaciones de París en los tiempos modernos, podrían verse afectadas hasta cinco millones de personas y generarse daños de hasta 30.000 millones de euros, según las evaluaciones más recientes.