Imagen de archivo de una caja de huevos

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tienen un pesticida empleado contra el ácaro rojo

Alemania investiga a varias granjas tras hallar huevos contaminados que iban a exportar a diferentes países europeos

Escándalo sanitario en Europa tras la salida de Holanda, Bélgica y Alemania de millones de huevos contaminados con un pesticida tóxico, el fipronil.

La Fiscalía estatal de Oldenburg (noroeste de Alemania) anunció la apertura de una investigación a varias granjas en las que se han hallado huevos con fipronil, un pesticida tóxico que ha desatado una alerta alimentaria en varios países europeos.

La portavoz de esa fiscalía, Gesa Weiss, aseguró que se investiga a estas explotaciones agropecuarias ante la sospecha de que hayan cometido un delito contra la Ley de Alimentos y Piensos al emplear fipronil, cuyo uso sobre animales para consumo humano está expresamente prohibido a nivel europeo.

De esta forma ha confirmado que los huevos con fipronil no solamente provienen de Holanda y Bélgica, países que dieron en primer lugar la voz de alarma, sino que también hay huevos alemanes con este pesticida empleado contra el ácaro rojo. Hasta el momento se han detectado huevos contaminados en cinco granjas de Baja Sajonia, que ya han sido clausuradas temporalmente por las autoridades sanitarias, según medios alemanes. En quince de los 16 estados federados alemanes se han encontrado huevos con fipronil, en su mayoría de las partidas procedentes de Holanda que generaron la alerta a finales de julio.

El ministro alemán de Agricultura, Christian Schmidt, aseguró recientemente que el Gobierno alemán se toma "muy en serio" esta alerta alimentaria, pero indicó que un riesgo "agudo" ligado al fipronil está "prácticamente descartado". "Alemania se ha visto afectada más de lo que en un principio se creyó", reconoció Schmidt, que tenía previsto llamar hoy por teléfono a su homólogo belga para abordar esta cuestión.

En total se estima que alrededor de varios millones de huevos contaminados de una docena de productores holandeses llegaron a las estanterías de los supermercados alemanes, que suspendieron la semana pasada de forma temporal su venta y los destruyeron.

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