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EN LA LOCALIDAD DE CHAMPLAN
Un alcalde francés se niega a que entierren en su localidad a una bebé gitana acampada ilegalmente
"Tenemos pocas plazas disponibles y se da prioridad a los que pagan sus impuestos locales", este ha sido el argumento utilizado por el alcalde de una localidad francesa para negarse a autorizar el entierro de una bebé gitana fallecida el día después a Navidad. La madre de la pequeña no entiende su actitud y asegura que "sólo queremos enterrar a nuestra niña, que va a subir al cielo".
Manuel Valls, primer ministro de Francia y concejal de Evry ha tardado más de una semana en reaccionar pero lo ha hecho y con cuntendencia. La historia que rodea la trágica muerte de una bebé gitana el pasado 26 de diciembre ha empañado el dolor y el luto de una familia con tiznas xenófobas propias de otra época.
María Francesca cumplía el pasado 14 de diciembre dos meses, pero su corta vida se ha visto truncada por un caso de muerte súbita en la lactancia. La bebé falleció en el hospital la noche siguiente a Navidad. Formaba parte de una de las familias gitanas rumana que viven acampadas ilegalmente en la localidad de Champlan y precisamente su origen de etnia gitana pudo ser el motivo por el que Christian Leclerc, alcalde de dicho pueblo francés, se negó a autorizar su entierro en Champlan.
Este domingo Manuel Valls en su cuenta de Twitter denunció la decisión atribuida al regidor Christian Leclerc, porque "negar la sepultura a un niño en razón de su origen es una injuria a su memoria, a lo que es Francia".
Refuser la sépulture à un enfant en raison de son origine : une injure à sa mémoire, une injure à ce qu'est la France. #Champlan #Essonne
— Manuel Valls (@manuelvalls) enero 4, 2015
La madre de la bebé fallecida aseguró a la web del diario 'Le Parisien' que no entiende esa actitud ya que "No pedimos nada para nosotros. Ni siquiera hemos solicitado al Ayuntamiento que nos acepte. Sólo queremos enterrar a nuestra niña, que va a subir al cielo".
Según 'Le Parisien', Leclerc justificó su rechazo a vender una concesión a las organizaciones que estaban dispuestas a pagar el entierro de la niña con el argumento de que "tenemos pocas plazas disponibles" y de que "se da prioridad a los que pagan sus impuestos locales".
Después de haber estado casi dos días ilocalizable mientras subía el tono de la polémica, el alcalde derechista replicó en la televisión 'BFM TV' que todo era "una mascarada de desinformación", que "nunca" se opuso a la inhumación de la niña en el cementerio de su ciudad, y especuló sobre un error en la interpretación de sus instrucciones por parte de sus subalternos.
Finalmente enterrada en Wissous, una localidad a siete kilómetros de Champlan, cuyo alcalde, el conservador Richard Trinquier, consideró que lo que había ocurrido con esa familia "no es aceptable, no es humano".
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