La azotea de uno de los restaurantes más caros de París no es a primera vista el lugar más apto para salvar a las abejas, que han caído presas de una misteriosa enfermedad que las está matando a chorros en todo el mundo.
Pero a la sombra de la catedral de Notre Dame, una esplendorosa institución culinaria, la famosísima y carísima Tour d'Argent tiene seis colmenas desde el pasado mes de mayo para criar su propia miel. "Es un plus para la cocina y el cliente. La miel es un lujo, la cuchara en un tarro de miel es algo fabuloso. Y un producto tan bueno puede llegar a ser sublime con un poco de trabajo", asegura Laurent Delabre, "Chef" de "La Tour d'Argent".
La capital cuenta ya con cientos de panales en balcones, apartamentos, parques públicos o edificios famosos como el de la Ópera o el Hotel Scribe. Por paradójico que pueda parecer, las abejas urbanas no sólo son inmunes a las enfermedades a las que están expuestas sus hermanas del campo, sino que son mucho más generosas. "Producen tres veces menos miel en el campo que aquí en la ciudad", afirma Nicholas Géant, apicultor.
Durante la última década, París se ha convertido en una ciudad sin pesticidas, aunque la principal razón del éxito, según los expertos, es la variedad en la flora que existe en la ciudad en comparación con la del campo, donde las pequeñas flores han desaparecido devoradas por los ondulantes campos de trigo. La miel de París contiene más de 250 tipos de polen diferentes; en el campo puede estar compuesta solamente de 15 a 20 especies.