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LAS ENCUESTAS APUESTAN POR BOLSONARO

Cierran los colegios electorales en Brasil tras una jornada marcada por la normalidad

Jair Bolsonaro ha votado en Río de Janeiro en medio de grandes medidas de seguridad. El progresista Fernando Haddad depositó su voto en Sao Paulo y afirmó a la prensa que espera que se dé un giro a las encuestas.

Los brasileños han acudido este domingo a votar para elegir a su próximo presidente bajo un clima de "preocupación" ante la encrucijada que plantean los dos candidatos: el ultraderechista Jair Bolsonaro, favorito para vencer según los sondeos, y el progresista Fernando Haddad.

Durante las primeras horas de votación, electores de los dos aspirantes coincidían en que la "intolerancia" alcanzó niveles jamás vistos en el gigante sudamericano y en que la sociedad brasileña está desilusionada e indignada con la clase política. "Nunca antes yo había visto ese grado de odio y violencia, aparte de lo que leí en los libros de Historia. Ese odio está afectando la salud mental de las personas, hay mucha gente angustiada, ansiosa, familias en conflicto", señala el psiquiatra Carlos Bustamante.

Bustamente votó en esta segunda vuelta a Haddad, abanderado del Partido de los Trabajadores (PT), aunque en la primera ronda, celebrada el pasado día 7, depositó su sufragio por el laborista Ciro Gomes. "Haddad representa la esperanza de mantenerse una democracia, un diálogo, mientras que Bolsonaro es la personificación del odio y del miedo. Es un síntoma de una sociedad enferma", expresa el psiquiatra en el colegio electoral donde ha votado.

Brasil "está en una encrucijada", dijo el propio candidato progresista y sucesor de Luiz Inácio Lula da Silva tras emitir su voto este domingo. A la salida de su colegio electoral, ubicado en una zona noble de Sao Paulo, decenas de partidarios del PT manifestaron su apoyo al candidato, con rosas y libros para "hacer frente a las armas defendidas por Bolsonaro".

La abogada Ana Luiza Leão viajó a Brasil desde Australia para "luchar por la democracia" porque, a su juicio, las instituciones brasileñas están "amenazadas" y el odio "tomó cuenta del país". "Tuve que venir, todas las instituciones están en riesgo. Hay un claro crecimiento del fascismo y un odio a todo y todos. A las mujeres, a los gays, a los indígenas, a la gente pobre", manifiesta Leão.

La habitualmente tranquila vía del barrio de Moema donde se sitúa el Colegio Internacional Brasileño se convirtió en un crispado escenario cuando algunos residentes salieron a las ventanas y balcones de los edificios colindantes e hicieron sonar las cazuelas en señal de protesta a los gritos de "el pueblo presente, Haddad Presidente".

Rita de Cassia, ama de casa, coincide en que la "intolerancia es general" pero ha votado por Bolsonaro porque, en su opinión, "la falta de respeto" emana sobre todo del PT. La victoria del ultraderechista representaría "el fin de una dictadura del PT", según De Cassia, quien cree que las denuncias contra su candidato "fueron todas inventadas por la prensa comprada", ya que no "hay nada que se pueda decir contra Bolsonaro". "La prensa está siendo atacada por los electores de Bolsonaro porque solo publica mentiras y estamos hartos, nadie lo aguanta más", explica. De Cassia rebatió las críticas de algunas organizaciones internacionales contra Bolsonaro y afirmó que quienes lo hacen "no son referencias para hablar del país de nadie".

En la misma línea, José Carlos Fernandes, un trabajador del sector industrial de 64 años, ha optado por Bolsonaro tanto en la primera como en la segunda vuelta porque le pareció el candidato "más honesto". "Los del PT son todos corruptos y ladrones. Creo que él (Bolsonaro) tiene todo para hacer un buen Gobierno, ya que no es corrupto. Él es autoritario, pero no corrupto", subraya Fernandes, quien votó en uno de los colegios electorales más concurridos de la capital paulista, ubicado en el popular barrio de Mooca.

Pese a las divergencias, la banquera Silvia Carvalho de Souza resume el sentimiento mutuo que comparten tanto los partidarios de Bolsonaro como de Haddad de que el próximo gobernante de Brasil tendrá que lidiar con una sociedad "fragmentada" e "insatisfecha". "La gobernabilidad de quienquiera sea elegido contará con muchos desafíos y muchas aristas que cortar, por tratarse de un momento frágil del país", sostiene.

Unos 147 millones de votantes están convocados a las urnas para elegir en segunda vuelta a los gobernadores de 14 de los 27 esatdos del país, además del presidente.

En todo el país han sido instalados 450.000 centros de votación, que abrieron a las 08.00 hora local (11.00 GMT) y funcionarán hasta las 17.00 (20.00 GMT) aunque, por los diversos husos horarios que existen en el vasto territorio brasileño, en los estados del oeste cerrarán dos horas después.

Una vez que cierren los colegios en todo el país podrán ser divulgados sondeos a pie de urna y el Tribunal Superior Electoral comenzará a difundir los primeros boletines con resultados oficiales. Según las últimas encuestas, difundidas este sábado, Bolsonaro tiene una clara ventaja y sería elegido presidente con una votación que oscilará entre el 54% y el 56,8%.

Sin embargo, los mismos sondeos han mostrado en las últimas dos semanas un crecimiento sostenido de las posibilidades de Haddad, a quien los sondeos de este sábado le atribuían una intención de voto que varía entre 46 % y 43 %. Los candidatos encarnan proyectos antagónicos y sus propuestas han polarizado al país como pocas veces se ha visto en su historia.

Uno, un polémico capitán de la reserva del Ejército nostálgico de la dictadura que promete una liberalización total de la economía, y el otro un intelectual de izquierdas, aunque moderado y que encarna el ideal social de Luiz Inácio Lula da Silva, el mayor líder popular del país, pero en la cárcel por corrupción.

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