Familia cuidadora

La familia cuidadora, el valor compartido de los cuidados

El 85% de las personas cuidadoras comparte las tareas con otros miembros de su familia. Cuidar es, cada vez más, una responsabilidad colectiva.

NO USAR CINFA | Un abuelo con su nieta

Cuidar a un familiar mayor es, cada vez más, una experiencia compartida. Según el I Estudio del Observatorio Cinfa de los Cuidados, el 85% de las personas cuidadoras en España afirma que reparte las responsabilidades con otros miembros de la familia: hermanos, pareja, hijos o incluso nietos. Una cifra que refleja un cambio de paradigma en la manera de entender el cuidado dentro del hogar.

"Cuando hemos preguntado a las personas cuidadoras si hay algo que puede ayudar a este equilibrio, aparece de forma muy importante que los cuidados se comparten. Un 85% dice que comparten las responsabilidades de los cuidados. Más de la mitad con los hermanos, también con la pareja e, incluso, los nietos. Por lo tanto, podemos empezar a hablar de la familia cuidadora", explica la doctora Alicia López de Ocáriz, presidenta del Observatorio Cinfa de los Cuidados.

"La familia cuidadora" es hoy una red diversa y flexible que intenta compatibilizar el cuidado con la vida profesional, algo que tres de cada cuatro personas cuidadoras reconocen como uno de sus principales desafíos.

¿Y qué papel juegan los más jóvenes? Para la psicóloga Rebeca Cáceres, "la experiencia con nietos y nietas es maravillosa, una oportunidad de que los más mayores y los más jóvenes se conecten. La estructura de las familias hoy en día no es igual que hace 30 años. Todos tienen un papel en el cuidado. Los jóvenes aportan frescura y los mayores su experiencia... es una experiencia bonita y muy gratificante cuando la ves".

Desde la mirada de los datos, López de Ocáriz recuerda que "la mitad de las personas cuidadoras llevan más de dos años atendiendo y el promedio son tres. Mucho tiempo dedicado y durante ese tiempo se desarrolla la paciencia, la empatía... El cuidado es una experiencia de crecimiento, de poner en práctica habilidades que ni tú mismo sabías que tenías".

La carga emocional

Esa responsabilidad compartida no está exenta de carga emocional. "Cuando las personas cuidadoras piden ayuda es porque han avanzado bastante. Vamos cuidando y vamos dejando de lado otras partes", explica Rebeca Cáceres, que compara la gestión emocional de los cuidados con un semáforo: "Tenemos que estar en verde, y en naranja, ya tenemos que pedir ayuda".

El I Estudio del Observatorio Cinfa de los Cuidados revela, además, que seis de cada diez personas encuestadas sienten tanto emociones positivas como negativas en su experiencia. "Sienten el peso y la preocupación, pero también la tranquilidad de que la persona a la que quieren está bien cuidada", señala López de Ocáriz.

La esperanza en el futuro

Ambas expertas coinciden en mirar al futuro con esperanza. "La familia está cambiando mucho. Me imagino una sociedad que normaliza los cuidados, con muchas formas de cuidar y más conciencia social. Estaremos más conectados y preparados", concluye Cáceres.

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