Pedro Sánchez ante los medios de comunicación (Archivo)

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CRISIS EN EL PSOE: ¿Y AHORA QUÉ?

¿Son suficientes 17 dimisiones para forzar la dimisión de Pedro Sánchez?

La crisis abierta en el PSOE por la disputa entre Pedro Sánchez y los dirigentes críticos con su gestión abre una situación impensable hasta ahora para los socialistas. ¿Qué puede pasar ahora? Los críticos querían provocar el cese de Pedro Sánchez al dimitir la mayoría de la ejecutiva. Pero el secretario general se resiste y abre una crisis sin precedentes.

El reto de Pedro Sánchez ha tenido respuesta. Los críticos no han esperado a debatir con él el próximo sábado en el Comité Federal y han presentado la dimisión 17 miembros de la Ejecutiva Federal. Sin embargo, Ferraz y los críticos difieren entre cuántos miembros son necesarios para provocar la dimisión de un secretario genereal. Este órgano se creó con 38 miembros, pero ha habido tres bajas: Pedro Zerolo, que falleció y los vocales José Ramón Gómez Besteiro y Javier Abreu, que dimitieron.

De este modo, la clave está en si se entiende que las dimisiones serían la mitad más uno de los miembros de la dirección elegidos en el Congreso que eligió a Sánchez o en la actual Ejecutiva.

Dejando la Ejecutiva fuera de juego, los críticos querían obligar a Pedro Sánchez a dejar la secretaría general. Querían que una gestora se encargara de dirigir el PSOE. Se convertiría en la dirección única de la formación hasta cuando le parezca conveniente, evitando la convocatoria del congreso que quiere Sánchez.

La dimisión del secretario general al cesar la mayoría de la ejecutiva no está explícitamente recogida en los estatutos. Solo ha pasado en alguna comunidad o con ejecutivas locales. Es una situación tan impensable… que no está previsto que suceda con una ejecutiva federal, el órgano encargado de dirigir el partido. Una más en la política española de las que se han vivido en los últimos meses. En 2000, cuando dimitió Joaquín Almunia, después de su fracaso electoral, el comité federal sí eligió una gestora que se encargó de llevar adelante la transición.

Y a esta cierta laguna se agarra el secretario general. Porque cómo se resuelva esta situación transitoria es fundamental para el desenlace de la crisis. Pedro Sánchez ya había avanzado que aunque el comité federal no aprobara su propuesta (primarias en octubre, congreso en diciembre para dirimir qué política seguir ante Rajoy o unas nuevas elecciones) no iba a dimitir. Y ahora, ante el movimiento de los críticos para descabalgarle de la secretaría general, se agarra a una particular interpretación estricta de la literalidad de los estatutos. Y se olvida de que ya no hay ejecutiva en funcionamiento. Al contrario, la convoca con la pretensión de seguir adelante. A esa reunión solo irán los suyos, los que no han dimitido. Tendrán fácil decidir convocar un comité federal y un congreso. De esta forma no deja el mando del partido en manos de una gestora.

Su decisión, en abierta contradicción con la interpretación de los estatutos que hacen los críticos, deja todo en manos de un proceso de desgaste entre los dos bandos y de interpretaciones jurídicas.

Y antes, habrá que ver qué pasa en esa próxima reunión del comité federal, el máximo órgano del partido y por lo tanto el competente para convocar un congreso, elegir una gestora… o para presentar una moción de censura al secretario general. Para ello necesita que lo decidan la mayoría de los 300 integrantes.

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