Ley de Libertad Sexual
Reforma de la Ley del ‘solo sí es sí’: ¿por qué divide al PSOE y Podemos?
Unidas Podemos ha registrado este lunes nueve enmiendas a la reforma socialista de la Ley del ‘solo sí es sí’, en la línea de las presentadas la semana pasada por ERC y Bildu.
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Desde que la Ley de Libertad Sexual, conocida como Ley del ‘solo sí es sí’ y una de las normas estrella del Podemos de esta legislatura, entró en vigor el pasado mes de octubre, los tribunales han rebajado sus condenas a más de 700 agresores sexuales. De ellos, 70 han sido excarcelados como consecuencia de esas reducciones de penas. Ese efecto “indeseado” para el Gobierno, provocó un intenso debate dentro del Ejecutivo en busca de una solución. Pero tras meses de negociaciones y ante la falta de alcanzar un acuerdo, el PSOE presentó en febrero una propuesta para reformar unilateralmente la ley del Ministerio de Igualdad en el Congreso.
El trámite de esa reforma ha seguido su curso durante los últimos meses y está a punto de concluir en el Parlamento. Para evitar la aprobación de la iniciativa socialista, Unidas Podemos acaba de registrar su propuesta de mejora de la Ley del ‘solo sí es sí’ vía enmiendas parciales y que el PSOE ya ha rechazado.
El consentimiento es el núcleo central
La aprobación de la Ley de Libertad Sexual supuso, según el Gobierno, un cambio de paradigma en la legislación española. Por primera vez, sitúa el consentimiento como el núcleo central de la violencia sexual. La existencia o ausencia del consentimiento de la víctima establece si existe delito y no el empleo de violencia o intimidación del agresor. Así se establece en el artículo 178.1 de la nueva ley como un tipo penal básico. “Será castigado con la pena de prisión de uno a cuatro años, como responsable de agresión sexual”, y recalca que será agresión “cualquier acto que atente contra la libertad sexual de otra persona sin su consentimiento”.
Los antiguos tipos penales de abuso y agresión sexual se fusionan en uno solo -el de abuso-, y para evitar múltiples interpretaciones el texto insiste en su Art. 178.2 que se considerará además agresión sexual todo acto que empleo “violencia, intimidación o abuso de una situación de superioridad o de vulnerabilidad de la víctima”.
Aquí radica uno de los principales desencuentros entre la propuesta de reforma del Partido Socialista y Unidas Podemos. Para los morados, la redacción de la norma equipara desde el primer momento consentimiento y violencia. Según explican desde el Ministerio de Igualdad, la falta de consentimiento constituye la existencia de violencia y, por tanto, la propuesta de reforma del PSOE chocaría directamente con esta idea.
La violencia como subtipo penal o agravante
En su proposición de ley para reformar la norma, el Partido Socialista introduce un nuevo apartado a ese artículo 178, que recordemos coloca al consentimiento como eje vertebrador de la Ley del ‘solo sí es sí’. Los socialistas añaden que “si la agresión se hubiera cometido empleando violencia o intimidación o sobre una víctima que tenga anulada por cualquier causa su voluntad, su responsable será castigado con una pena de uno a cinco años”. Esta novedad encamina a los tribunales a reconocer la violencia o intimidación como un subtipo penal sancionado con hasta cinco años de prisión. El PSOE defiende que esta fórmula evita que se den condenas a agresores sexuales más bajas que con el Código Penal anterior. Y recalcan, sin tocar el consentimiento, ya que la proposición de ley socialista no toca la redacción de los dos primeros puntos del artículo 178.
Podemos considera todo lo contrario. Defienden que el reintroducir la violencia o intimidación contraviene las recomendaciones europeas y, además, modifica la esencia de la ley volviendo a posicionar en el centro el posible uso de violencia del agresor y no la falta de consentimiento de la víctima. Para evitar que esto ocurra, el partido liderado por Ione Belarra propone colocarlo como un agravante, una herramienta jurídica que permite aumentar la responsabilidad criminal del autor de un delito pudiendo aumentar su condena, pero sin cambiar las circunstancias esenciales del delito cometido. En este caso, una agresión sexual y sin quitar importancia, según la tesis de Podemos, al consentimiento.
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