Permite no mirar el papel y dar así naturalidad al discurso. En Estados Unidos es muy habitual desde hace décadas. Aquí en España, en este año de permanente campaña electoral, su uso es cada vez más frecuente.
A Cristina Cifuentes y a Pedro Sánchez no les une qué dicen, pero sí, cómo lo dicen. Son ejemplos de esta semana. Si aceleramos la imagen de un discurso comprobamos que no miran sus papeles ni una vez. Quizá porque tienen buena memoria, o más bien, porque lo están leyendo todo. La clave está frente a ellos.
Los dos han usado una herramienta muy habitual en periodismo para pronunciar y hablar de forma natural, casi espontánea. Se llama 'prompter de atril'. Se suelen colocar dos y se alquilan por unos 200 euros al día más el coste de un técnico para leer sin que parezca que se lee.
Fuera están más que asimilados y aquí de las primeras que los utilizó fue Esperanza Aguirre, hace ya unos años. Ahora, cada vez se usan más, sobre todo, PP y PSOE. Pero lo que los políticos de España empiezan a descubrir ahora, para los de Estados Unidos, no es novedad, ya es un invento antiguo.
Papeles fuera, arriba cristales. Obama es el mejor ejemplo de cómo usar un 'prompter'. Ya no falta en ninguno de sus actos, pero claro la tencologia a veces se rompe y falla.
Noviembre de 2013. El entonces Príncipe Felipe usaba un 'prompter' en el Teatro Campoamor de Oviedo cuando, en la mitad del discurso, el mecanismo se fue a negro. Treinta interminables segundos de silencio hasta que un ayudante le echó una mano y pudo seguir leyendo, esta vez, en el formato clásico, o sea, en papel.