Alimentación

El Gobierno apuesta por fomentar la venta "de alimentos feos" para evitar su desperdicio

El Consejo de Ministros aprobó el lunes un anteproyecto de ley para combatir el desperdicio alimentario que obligará a las tiendas a fomentar la venta de productos "feos, imperfectos o poco estéticos" que estén en condiciones óptimas de consumo

Imagen de archivo de un supermercado

Imagen de archivo de un supermercadoEfe

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El Consejo de Ministros aprobó el lunes el anteproyecto de ley para combatir el desperdicio alimentario que obligará a las tiendas a fomentar la venta de productos "feos, imperfectos o poco estéticos" que estén en condiciones óptimas de consumo, así como a incentivar la venta de alimentos de proximidad, ecológicos y a granel.

"No hay producto alimentario más caro que aquel que acaba en la basura, que aquel que se despilfarra", señaló el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

El proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario consta de 15 artículos, cuatro disposiciones finales y una adicional, según explicó Planas, que añade que la norma busca producir una drástica reducción del desecho de alimentos sin consumir que acaban en la basura y fomentar un mejor aprovechamiento de los mismos.

1.300 millones de kilos de alimentos, a la basura

El ministro ha destacado ante los medios que en 2020 los hogares españoles tiraron a la basura más de 1.300 millones de kilos de alimentos sin consumir, 31 kilogramos per cápita. En otra perspectiva: "Tres de cada cuatro hogares españoles desperdician comida".

Planas ha recordado también que en el despilfarro de comida y bebida hay un punto de vista "ético" y "moral", teniendo en cuanta que una parte del planeta pasa hambre y 1.600 millones están "malnutridos".

"Imperativo ético"

A su juicio, esta es una situación que, "sin duda", hay que "rechazar" y considera un "imperativo ético" el que la sociedad se implique en esta cuestión que, ha indicado, perjudica al conjunto de la misma, porque encarece el acceso a bienes de primera necesidad, malgasta recursos naturales escasos, aumenta los residuos y el impacto ambiental, y lastra la eficiencia del sector productivo y su competitividad.

La iniciativa legislativa pretende establecer una "perspectiva nueva" de buenas prácticas para evitar el desperdicio de alimentos con actuaciones en toda la cadena alimentaria, desde el origen en el propio proceso de cosecha hasta los hábitos de consumo en los hogares y en la restauración.

Así, establece que "todos" los agentes de la cadena alimentaria deben contar con un plan de prevención para evitar el desperdicio, y fija una jerarquía de prioridades de obligado cumplimiento, la primera de las cuales es la utilización para la alimentación humana, a través de donaciones a empresas sin ánimo de lucro o bancos de alimentos.

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