Residencias
La Fiscalía se querella contra los exdirectivos de una residencia por la muerte de 87 personas en la primera ola del covid-19
Investigan a exdirectivos de un geriátrico de Mataró por la muerte de 87 personas durante la primera ola del coronavirus.
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El Juzgado de Instrucción 2 de Mataró, en Barcelona, admite una querella de la Fiscalía contra los directores de una residencia de Premi'à de Mar por 87 muertes durante las primeras semanas de la pandemia de coronavirus, que fueron relevados cuando la Generalitat intervino el centro, en abril de 2020.
Se está investigando al exdirector de la residencia, A.I.M., y a la exdirectora médica, M.M.J.G por los delitos de homicidio imprudente, lesiones por imprudencia profesional grave y trato degradante por la muerte de 87 ancianos por coronavirusentre marzo y mayo de 2020 debido al "caos" generado por su "negligente gestión".
Pacientes que pedían agua y que presentaban síntomas de deshidratación, residentes que gritaban pidiendo atención, ancianos con síntomas de COVID que fueron apartados durante tres días en un gimnasio sin calefacción, sin baño y sin pulsadores de aviso, personas que morían sin que nadie supiera cuando habían fallecido.
La Generalitat intervino la residencia el 17 de abril de 2020 por lo que la residencia pasó a ser gestionada por el Consorcio Sanitario del Maresme para tratar de "enderezar la dantesca" situación del centro, según la Fiscalía.
Falta de personal médico
La Fiscalía relata en la querella que la residencia tenía "gran déficit" antes del covid, de forma que el cuidado a los ancianos era "deficiente", ya que por ejemplo las noches y los fines de semana no había personal médico ni enfermeros.
Los pacientes que presentaban síntomas de deshidratación, ancianos con síntomas de la Covid-19 que fueron apartados durante días en un gimnasio sin calefacción, sin baño y sin pulsadores de aviso. La falta de profesionales comportaba que no pudiera alimentarse e hidratarse "convenientemente" a los ancianos dependientes, con lo que sufrían "importantes pérdidas de peso" y deshidratación "con graves repercusiones para su salud".
El exdirector mantuvo una "absoluta despreocupación" hasta que fue cesado en julio de 2020, sin velar por el cumplimiento de las medidas de prevención contra el coronavirus y procurar una atención adecuada a los necesarios, por lo que fue "muy difícil" estabilizar el brote, hasta finales de junio.
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