De acumular más poder que nadie a dejar la política. Soraya Sáenz de Santamaría, que durante casi 20 años ha sido la mano derecha de Mariano Rajoy, sigue también ahora sus pasos, emprende una nueva etapa, y deja el camino libre a Pablo Casado.
Lo hace con dolor, porque la política era "su vida", como ha dicho en más de una ocasión, la última, cuando perdió el Congreso del partido en favor de un joven Pablo Casado que supo aunar a todos los enemigos que forjó en su etapa como vicepresidenta.
Y es que Sáenz de Santamaría sí logró el apoyo de la militancia, un orgullo que se llevará a la tarea que emprenda ahora, lejos de los medios, de los focos y del Congreso, porque deja también su acta de diputada.
Ha tardado casi dos meses en hacer pública la decisión de bajarse del barco, los mismos en los que se ha especulado sobre si Casado le ofrecería algún puesto de salida en las listas para las próximas elecciones o con el relumbrón suficiente para continuar.
La exvicepresidenta no ha encontrado cabida en el proyecto de Casado y da el paso definitivo. Ella asegura que ha hecho una "profunda reflexión" y que su salida es lo mejor para el PP, para su familia y para ella.
Esta abogada del Estado, vallisoletana de 47 años, lo fue todo o casi todo en el Gobierno de Mariano Rajoy. Era la sucesora natural del líder y su salida pone fin al llamado 'marianismo'.
Trabajó como asesora de Rajoy cuando era vicepresidente del Gobierno de José María Aznar y cuando, más tarde, entre los años 2003 y 2004, fue secretario general del PP.
Llegó al Congreso en el año 2004, con 32 años, en sustitución de Rodrigo Rato y ese mismo año, en el congreso en el que Rajoy fue elegido presidente del PP, fue nombrada secretaria ejecutiva de Política Autonómica y Local. Tras el convulso cónclave del PP en Valencia en 2008, Rajoy la escogió como portavoz en el Congreso, cargo que ocupó hasta 2011. Y a finales de ese año, esta licenciada en Derecho y abogada del Estado se convirtió en la mujer fuerte del Gobierno de Rajoy: Vicepresidenta, ministra de la Presidencia y portavoz del Ejecutivo. Y además se hizo cargo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Un trabajo que no estuvo exento de dificultades, como cuando le tocó en su primera rueda de prensa tras un Consejo de Ministros explicar las duras medidas de ajuste que tomaba el Ejecutivo para afrontar la crisis económica.
Elegida de nuevo diputada del PP en los comicios de diciembre de 2015, continuó como vicepresidenta en funciones en la XI legislatura, la más corta de la democracia y en la que no hubo acuerdo para formar Gobierno.
Tras la repetición de las elecciones de junio de 2016 y con el nuevo gobierno nombrado por Rajoy, el 3 de noviembre de 2016, Soraya Sáenz de Santamaría siguió en la Vicepresidencia y asumió las competencias de Administraciones Territoriales, aunque cedió la portavocía a Íñigo Méndez de Vigo.
Se convirtió así en la abanderada del Gobierno para hacer frente al desafío secesionista de Cataluña, que muchos en el PP consideran que ha sido su piedra en el zapato, si bien quienes la apoyaban defendían sus incontables esfuerzos por reconducir la situación.
Cuando el pasado 31 de mayo, durante el debate de la moción de censura del PSOE, Mariano Rajoy abandonó su escaño y optó por quedarse en un restaurante toda la tarde, fue ella quien permaneció en el hemiciclo dando la cara por un Gobierno que tenía ya las horas contadas. Una imagen que para sus partidarios es ejemplo de la dedicación mostrada por Sáenz de Santamaría, quien además, subrayan, ha sido en todos estos años, según todas las encuestas, la favorita del Ejecutivo.
Su derrota en el congreso del PP que hizo presidente a Casado dio al traste con todos sus planes de futuro para un partido hacia el que siente la "más profunda" gratitud -según el comunicado en el que anuncia su decisión de dejar la política- y en el que, sin embargo, ya no tiene hueco, aunque seguirá de militante de base.
Soraya Sáenz de Santamaría se ha despedido con elegancia. Expresando sus mejores deseos de éxito al que fuera su rival, Pablo Casado, en esta nueva etapa que ella ya no vivirá desde dentro.