El pánico por la huella que queda en las redes sociales se ha extendido entre muchos compañeros de Zapata, que se han apresurado a borrar su historial para intentar eliminar el rastro de aquellos mensajes que pudieran perjudicarles, aunque no es fácil. Hay empresas especializadas en ese borrado, pero existen también otras herramientas para recuperar cualquier cosa que se haya publicado.
Pánico en las redes: es el efecto Guillermo Zapata. Su dimisión como concejal de cultura del ayuntamiento de Madrid ha empujado a sus propios compañeros de partido, Jorge García Castaño y Pablo Soto a eliminar parte de su huella digital.
Pero no son los únicos, esta semana Ramón Espinar, diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid lo ha comentado en su propio Time Line. Como él, decenas de políticos llevan varios días borrando tuits. De hecho, la plataforma Graphext ha contabilizado el número de mensajes borrados.
Concretamente del 14 al 17 de junio ocurrió la mayor parte de esta purga. Pero, ¿realmente sirve de algo?, ¿qué ocurre cuando borramos un tuit? Formar parte de una red social tiene sus consecuencias. En primer lugar debemos saber, quién es el dueño de esa información.
Y aunque se cierre un perfil, sigue sin haber escapatoria. Por si fuera poco, además hay plataformas con las que se pueden crear tuits falsos. Es lo que esta semana le ha ocurrido al Vicesecretario de comunicación del Partido Popular, Pablo Casado. Alguien lanzó en su nombre un mensaje ofensivo.
Otro tuit falso, un fake, puso en jaque a Estados Unidos. Una importante agencia de noticias informó de dos explosiones en la Casa Blanca. Durante unos minutos Wall Street se desplomó.