Doñana
La marisma de Doñana podría desaparecer en 61 años
La investigación utiliza imágenes de satélite y aprendizaje automático para analizar la evolución del agua en el parque nacional.

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El futuro de la marisma de Doñana vuelve a situarse en el centro del debate científico y ambiental tras un estudio desarrollado por Emilio Ramírez Juidias junto a Clara Isabel González López y Paula Romero Beltrán desde la Universidad de Sevilla, que apunta a un escenario preocupante: este ecosistema único podría perder su carácter marismeño en el plazo de varias décadas. La investigación, basada en el análisis avanzado de imágenes de satélite, ofrece una mirada precisa sobre la evolución del agua superficial en uno de los humedales más importantes de Europa.
Imágenes captadas por satélite indican una reducción progresiva de la marisma
El trabajo ha sido impulsado desde el Departamento de Ingeniería Gráfica de la Universidad de Sevilla y combina ciencia de datos, teledetección e inteligencia artificial para evaluar el estado hídrico de Doñana. A partir de imágenes captadas por satélite, el equipo investigador ha diseñado un modelo capaz de identificar con gran exactitud la presencia de agua en superficie y su progresiva reducción a lo largo del tiempo. Esta metodología permite no solo describir la situación actual, sino también proyectar escenarios futuros en función de variables climáticas.
Los resultados indican que, tomando como referencia los datos acumulados desde mediados de la década de 2000, la superficie húmeda del parque ha experimentado una reducción significativa. El descenso se ha intensificado especialmente a partir de la última década, coincidiendo con un aumento sostenido de las temperaturas, una menor frecuencia de precipitaciones y una presión creciente sobre el acuífero que alimenta la marisma. La extracción de agua al margen de la legalidad aparece como uno de los factores que agravan esta tendencia.
Un plazo intermedio de 61 años
Según las estimaciones del estudio, el ritmo de pérdida no es uniforme y puede variar en función de cómo evolucionen las condiciones climáticas y de gestión del agua. En un escenario intermedio, la marisma podría desaparecer en 61 años, mientras que un contexto más adverso acortaría notablemente ese plazo, dejándolo en 45 años. Por el contrario, una gestión eficaz y cambios estructurales permitirían prolongar la vida de este ecosistema durante más de un siglo.
Las marismas de Doñana son esenciales para miles de aves migratorias que dependen de este espacio para alimentarse, reproducirse o descansar en sus rutas entre Europa y África. La pérdida de agua superficial tendría, por tanto, un impacto directo en la biodiversidad y en el equilibrio ecológico de amplias regiones.
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