Uno de los supuestos pilares de la economía mundial, la inapelable solvencia crediticia de EEUU, se ha resquebrajado con el anuncio por parte de Standard & Poor's de rebajar su calificación AAA, la máxima posible, a AA+.
La degradación de la calificación de la deuda de EEUU supone un jarro de agua fría tanto para la economía estadounidense, aún en frágil recuperación, como para la economía mundial debido a la estrecha interconexión financiera internacional.
Si bien los analistas no se ponen de acuerdo en las consecuencias exactas de esta rebaja, lo cierto es que añade dudas a una ya de por sí sombría perspectiva económica de EEUU, que muestra un lánguido crecimiento y parece incapaz de rebajar los niveles de desempleo.
"La rebaja está motivada porque la consolidación fiscal acordada por el Congreso y la Administración se queda corta, de lo que sería necesaria para estabilizar la dinámica de deuda a medio plazo del gobierno", indicó Standard & Poor's en un comunicado divulgado esta noche.
La noticia se había rumoreado a lo largo del día, con informaciones contrapuestas en la que se mencionaba que la agencia de calificación de riesgos había notificado al gobierno estadounidense su rebaja, y la supuesta repuesta de funcionarios del Tesoro, quienes habrían encontrado "errores de cálculo" en el informe.
"Un juicio errado por dos billones de dólares habla por sí mismo", afirmó un portavoz del Tesoro de EEUU. En su nota, Standard & Poor's además remarcó que "podría rebajar la calificación a AA dentro de los próximos dos años" ya que "la efectividad, estabilidad y previsibilidad de los legisladores e instituciones políticas de EEUU se han debilitado en un tiempo de desafíos fiscales y económicos".
"Una decisión que cambia el juego"
Tras semanas de negociación en el Congreso entre republicanos y demócratas para elevar el techo de la deuda finalmente se alcanzó un acuerdo en el último momento, el martes 2 de agosto, el mismo día en el que el Tesoro de EEUU había indicado que se quedaría sin fondos para hacer frente a sus obligaciones.
Con ello parecía haberse conjurado la temida suspensión de pagos de EEUU, gracias a la aprobación de un plan de recortes del gasto de entre 2,1 billones y 2,4 billones de dólares en la próxima década.
Durante la semana, otras agencias de calificación de crédito, como Moody's y Fitch que también habían alertado sobre la posible degradación de la nota de EEUU, revelaron que mantenían su máxima nota "AAA" para la deuda de EE.UU.
La nueva calificación de la deuda de EEUU sitúa al país junto con las economías de Bélgica o Nueva Zelanda, y los medios estadounidenses ya han alertado que podría tardar años en recuperar la calificación AAA, tal y como ocurrió con Canadá o Australia.
"Es una decisión que cambia el juego. Con Europa en la situación en la que está, añadir a EEUU al problema es realmente malo para los mercados financieros internacionales", dijo Laura LaRosa, directora de la inversora Glenmade al Wall Street Journal.