Vivienda

Los jóvenes españoles se van de casa a los 30 años, una edad más tardía que la media europea

Irse de casa en España se ha convertido en una carrera de fondo. Mientras en la mayoría de países europeos los jóvenes logran emanciparse a los 26, aquí la media roza los 30. Sueldos bajos, alquileres disparados y falta de estabilidad laboral dibujan un panorama en el que dejar el hogar familiar es casi una misión imposible.

El alquiler ahoga a los jóvenes y les obliga a volver a vivir a casa de sus padres

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Mientras en Finlandia los jóvenes hacen las maletas a los 21, en España la edad media para emanciparse roza los 30 años. Son casi cuatro años más tarde que la media europea (26,2), según los últimos datos de Eurostat. Solo Croacia, Eslovaquia, Grecia e Italia presentan cifras peores.

El obstáculo principal: la vivienda

El precio del alquiler se ha convertido en la barrera más alta. Según el Consejo de la Juventud de España (CJE), un asalariado joven debería dedicar más del 92% de su sueldo para vivir solo. Comprar tampoco es viable: se necesitan 14 años de salario medio juvenil para costear una vivienda y cuatro sueldos completos solo para la entrada. “Con un 42% de salario medio destinado a la vivienda, es prácticamente imposible que los jóvenes puedan iniciar un proyecto de vida propio”, explica Pilar Blasco, vicepresidenta del CJE.

Generación inquilina

La realidad es tozuda: el 57,9% de los jóvenes emancipados lo hace en régimen de alquiler y casi un tercio necesita compartir piso. Los testimonios se repiten: “Si no viviera con precio protegido por contrato, tendría que seguir con mis padres”, “Compartir piso con tres personas no es una opción, es la única salida. Según la vicepresidenta del CJE: "somos una generación de alquiler en la que no tenemos un espacio e proyecto de vida o pertenencia y la única opción es alquilar habitación o tener que compartir piso, incluso con gente que a lo mejor ni conoces"

Diferencias de género

Las mujeres suelen abandonar el hogar familiar antes que los hombres. En España, ellas lo hacen de media a los 29,4 años, frente a los 30,5 de ellos. Aun así, ambas cifras están por encima de la media europea.

Emanciparse fuera

Muchos jóvenes ven en la movilidad internacional la única puerta de salida: “Mis amigas en Ámsterdam se fueron de casa con 23, aquí sería imposible” , “Me emancipo a los 28, pero en otro país. En España, ni me lo planteo.”

Impacto social y emocional

El retraso en la independencia tiene un reflejo en la salud mental y en el proyecto vital. Vivir más años en casa de los padres retrasa decisiones como la convivencia en pareja o la maternidad/paternidad. “Antes era más fácil. Ahora, si quieres una habitación en piso compartido, espera a que llegue el niño Jesús”, asegura un joven.

Un futuro con pocas expectativas

La foto general no invita al optimismo: los sueldos bajos, los precios altos y la falta de estabilidad laboral empujan a lo que muchos llaman “generación boomerang”, jóvenes que, incluso tras emanciparse, acaban regresando al hogar familiar. Según una joven: “Mi expectativa es irme fuera. Aquí, con este sueldo y este alquiler, no hay nada que hacer".

En conclusión, la emancipación juvenil en España sigue siendo una asignatura pendiente. Mientras Europa avanza, la juventud española se encuentra atrapada entre la precariedad laboral y la imposibilidad de acceder a una vivienda. El resultado: independencia tardía y proyectos vitales en pausa.

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