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Estados Unidos y JP Morgan pactan 'in extremis' el rescate First Republic para evitar una crisis bancaria

La Administración de EEUU ha intervenido el First Republic Bank para venderlo a JP Morgan y evitar el caos bancario

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JP Morgan Chase ha pactado con Estados Unidos para adquirir la mayor parte de los activos de First Republic Bank (FRB). La operación se ha negociado 'in extremis' durante este fin de semana.

"Para proteger a los depositantes, la FDIC va a entrar en un acuerdo de compra y toma de posesión con JPMorgan Chase Bank, National Association, Columbus, Ohio, para asumir todos los depósitos y de forma sustancial todos los activos de First Republic Bank", ha detallado en un comunicado la Corporación Federal de Seguros de Depósitos.

Al respecto, la agencia federal independiente estadounidense ha reconocido que "las quiebras bancarias son inevitables en un sistema financiero dinámico e innovador", aunque "deberían planificar esas quiebras centrándose en un fuertes requisitos de capital y un marco de resolución efectivo para terminar con la cultura del rescate del país que privatiza las ganancias mientras socializa las pérdidas".

De esta forma, JPMorgan asumirá "todos los depósitos, incluidos los no asegurados, y la mayoría de los activos", tal y como ha explicado el Departamento de Protección e Innovación Financiera de California (DFPI).

"El Gobierno nos ha pedido dar un paso al frente y lo hemos hecho. Nuestra solidez financiera, nuestras capacidades y nuestro modelo comercial nos ha permitido hacer una oferta para ejecutar la transacción de forma que se minimicen los costos para el fondo de seguro de depósitos", ha precisado Jamie Dimon, director ejecutivo de JPMorgan.

En concreto, la transacción se ha efectuado con la adquisición de 173.000 millones en préstamos y 30.000 millones en valores.

Tercer banco estadounidense que quiebra

Hace unos días la entidad financiera californiana perdió un 97% de su valor en bolsa en las últimas semanas, lo que supuso pérdidas por valor de más de 100.000 millones de dólares en depósitos. Este desplome activó las alertas de un nuevo contagio en el sector financiero estadounidense y, por extensión, al resto del mundo.

Un conjunto de bancos del país intentaron salvar la entidad hace unas semanas con 30.000 millones. El objetivo de este rescate era evitar que este banco continuara el camino emprendido por el Silicon Valley Bank y Signature Bank, entidades cerradas por las autoridades por el temor a un "riesgo sistémico".

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