Energía

España registra algunos de los precios más baratos del gas en Europa por su independencia del flujo de Rusia

España consigue por primera vez tener precios más baratos en el gas que el mercado europeo. Ello se debe a la escasa dependencia energética que tiene nuestro país de Rusia, meses después de marcar máximos históricos.

Planta de gas

Planta de gas Istock

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En tan solo nueve meses, España ha pasado de marcar récords históricos en el precio del gas a tener un precio más barato que en el resto de Europa. El motivo no es otro que la gran crisis energética que ha sacudido los cimientos del continente, y que ha encarecido su coste, muy especialmente para los países que tienen una dependencia parcial o total del gas procedente de Rusia, como es el caso de Alemania, Hungría o Bulgaria, entre otros.

El nivel de coste es "significativamente más barato" que el TTF, de procedencia neerlandesa, y que es el mercado que es considerado como el indicado para marcar el coste medio en Europa. Un dato que llama mucho la atención es que otros países nunca habían tenido estos niveles que ahora, afortunadamente, tiene España. Es decir, nunca habían estado por debajo del mercado europeo que marca la media y sirve como referencia. No obstante, esto no indica que España vaya a permanecer por debajo de manera permanente, sino al menos por ahora.

Los datos explican que, en España, se pagaba 1,19 euros el megavatio hora, un precio ligeramente más barato en comparación con el indicador neerlandés, y que es el símbolo de cómo pueden mejorar muchos países esta crisis energética si logran reducir su dependencia de Rusia. No obstante, los países que dependen totalmente de la energía rusa tardarán muchos años en conseguirlo.

¿Es ya el gas un lujo a nivel económico?

Los altos precios del gas ya provocan que muchas familias no puedan siquiera costearse el servicio, que, aunque era considerado un bien de primera necesidad, va camino de ser un lujo por los altos precios que están pagando la mayor parte de los países, que se va a seguir incrementando en el futuro, y que muy dudosamente bajará si no termina la guerra en Ucrania y Rusia da marcha atrás en su amenaza de cortar el grifo a los países que les lleven la contraria.

Mientras la guerra de Ucrania sigue su curso, Rusia continúa utilizando el flujo del gas como un arma de disuasión para evitar que toda Europa se ponga en su contra y pueda aislarla todavía más. Sucede con Hungría y Bulgaria, dos países que no pueden prescindir del gas ruso y que se han negado tajantemente a apoyar las sanciones de la Unión Europea contra Rusia, por miedo a que sus respectivos países se queden sin gas y no tengan alternativa para sus ciudadanos.

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