Okupas
El drama de Agustín, le okupan su casa de Getafe y le tiran a la basura los recuerdos de su esposa fallecida
La Policía Nacional ha detenido a cuatro okupas que se habían apropiado de la casa de un anciano de 90 años en Getafe, Madrid mientras este pasaba unos días de descanso en Toledo en casa de una de sus hijas.

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El propietario legítimo de la vivienda, en la que lleva residiendo más de medio siglo, se llama Agustín. Hace una semana uno de sus nietos pasó por su domicilio para recoger la correspondencia del buzón y vio que la ventana de la casa de su abuelo estaba abierta. Cuando intentó entrar en el domicilio no pudo hacerlo: la cerradura estaba cambiada y en el interior se encontraban varios desconocidos.
Sergio, que así se llama el nieto de Agustín, dice que trató de guardar la calma y no cometer ninguna equivocación. Puso en conocimiento de su familia la situación y decidieron llamar a una empresa de desokupación que intentó mediar para que los intrusos se marcharan de la vivienda.
Pero los okupas parecían unos expertos en esto de allanar domicilios. De hecho se ha descubierto que habían elaborado un contrato de arrendamiento falso con el que trataron de convencer a la policía de que en realidad habían alquilado la vivienda a Agustín. También disponían de un video que realizaron cuando entraron en la casa en la que simulaban hacer una mudanza.
Ante la insistencia de los familiares de Agustín -que no se resignaban a perder la vivienda habitual del anciano- fueron los propios okupas los que llamaron a la policía la semana pasada para tratar de ahuyentarlos. Los agentes de la Policía Nacional, vista la documentación falsa que les presentaron, vieron claro que los que estaban en el interior eran precisamente los que no tenían que estar ahí, y detuvieron a cuatro personas: tres hombres y una mujer.
De esta manera los familiares de Agustín pudieron recuperar la casa pero lo peor, aseguran, vino después. Descubrieron que los okupas habían vaciado la vivienda. Supuestamente las cosas de valor económico (básicamente televisores y equipos de música) las habían vendido mientras que los objetos de valor sentimental los tiraron a la basura.
Eso es lo que más les duele. Una de las habitaciones era la de la abuela, la esposa de Agustín, fallecida hace unos años. Antes de la okupación su dormitorio estaba tal y como lo tenía antes de fallecer. Su familia mantenía aquel rincón como una especie de monumento a su memoria. Ahora toda su ropa, todos sus peluches, todas las fotos que guardaban están tiradas a la basura y sin posibilidad de ser recuperadas.
En la casa además aparecieron numerosas pistas de qué hacían y a qué se dedicaban los okupas detenidos. Han aparecido papeles que demuestran que realiquilaban alguna habitación a otras personas. También documentos oficiales donde se confirma que contaban con antecedentes por estafa y robo con fuerza, e incluso órdenes de búsqueda y captura. Delitos a los que ahora se suman los de allanamiento de morada y falsificación documental.
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