Agricultura
Campos de lavanda: más allá de un paisaje bonito
A punto de despedir julio, los agricultores recuerdan que los campos de lavanda no son sólo paisajes que visitar. Son cultivos que se cuidan durante todo el año y que ahora se cosechan para extraer aceite.
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Los campos de lavanda, tan característicos de julio, pierden su color morado a final de mes. Dejan de ser un reclamo turístico para volver a ser lo que en realidad son: cultivos. Ahora es momento de segar y convertir los ramos en aceite esencial de lavanda.
"Lo que hacemos es cosechar estas flores, estas espigas, y someterlas a una destilación completamente natural", explica Abelardo Carrillo, agricultor de lavanda en Villares del Saz (Cuenca), y presidente de ANIMAP (Asociación Nacional Interprofesional de Plantas Aromáticas y Medicinales).
España, potencia europea de lavanda
Con más de diez mil hectáreas plantadas, España es el segundo productor europeo de aceite esencial de lavanda. En realidad, lavandín, que se trata de un cultivo híbrido entre la lavanda y el espliego (más silvestre), y que en el suelo español es muy reciente: la mayoría de las plantaciones tienen tan solo cinco o siete años.
El motivo por el que muchos agricultores decidieron apostar por este cultivo es su rentabilidad, "mayor que la de cultivos tradicionales como cereal o girasol", explica Carrillo. Sin embargo, asegura que en estos últimos años las plantaciones han crecido "quizás de manera excesiva", y eso ha generado una crisis de los precios en el mercado, debido a la abundante oferta.
Estos cultivos no necesitan agua de riego. De hecho, son bastante resistentes a la sequía, "aunque no al problema estructural de falta de agua que estamos viviendo en los últimos dos años", lamenta Carrillo. Por eso, estima, la producción de lavanda durante esta campaña se verá mermada "entre un 20 y un 30%".
Una planta de destilación cercana
Es necesario que las plantaciones estén en un área cercana a la destilación. Una vez cosechada, la planta debe ser destilada en las horas siguientes porque "si no, se produciría una fermentación natural que mataría buena parte del contenido de aceite". Por cada hectárea, que suele contener cerca de diez mil plantas, suelen extraerse unos 80 litros de aceite esencial, que suele emplearse en afecciones cutáneas o para conciliar mejor el sueño.
El proceso de destilación consiste en introducir vapor de agua para desprender la esencia contenida en los ramos de lavanda. Después esta mezcla gaseosa se condensa en un alambique, y se transforma en líquido, en agua yaceite que hay que decantar para poder separar.
"Es un proceso 100% natural. Sin embargo, también hay quien obtiene el aceite esencial a través de procedimientos sintéticos". Por eso, desde el sector se pide un etiquetado que regule estos productos y permita al consumidor distinguir bien entre ambos, porque no compiten en el mercado en igualdad de condiciones.
No son sólo campos para hacerse fotos
Cada verano, estos campos atraen a miles de turistas que aprovechan la puesta de sol para disfrutar del aroma de la lavanda y también fotografiarse con su color morado. Y a veces, se pisotean las plantaciones. Por eso, los productores de lavanda piden "respeto con el paisaje y con el cultivo".
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"Esto es muy bonito, pero es fruto del trabajo de los agricultores". No solo el trabajo. Detrás de cada uno de los ramilletes de lavanda está el tiempo dedicado a cuidar la planta a lo largo de todo un año.
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