Comercio

"Bienvenido sea el frío": el comercio local recupera el pulso de ventas tras un arranque de otoño atípico

Es oficial. Ha vuelto el frío. El otoño se hizo el remolón en Galicia, pero al fin las temperaturas han bajado, la lluvia ha regresado y arranca el cambio de armario. El comercio local respira.

Imagen der archivo de un comercio local.

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"Por fin llegó el tiempo del caldiño", celebra un vecino compostelano, mientras otra añade: "Estaba deseando que llegase el frío; ya estamos casi en noviembre, ese calor no era normal". En los escaparates las bufandas y los plumíferos ya llevan semanas buscando dueños, y los comerciantes respiran aliviados; el termómetro, al fin, les da una tregua.

En Boutique Marga Charol, en el corazón de Santiago, su propietaria Marga García lo tiene claro: "A Dios gracias, llegó el frío. Es muy importante porque anima las ventas. Veníamos de semanas con casi 30 grados en octubre, y claro, nadie compra un abrigo si todavía puede ir a la playa".

Con casi cuarenta años al frente de su tienda, Marga ha visto cómo el clima, las modas y los hábitos de consumo han ido transformando su trabajo. "Nuestro invierno es largo, hasta mayo, pero cada vez llega más tarde. Y al comercio pequeño todo le afecta: el tiempo, las grandes superficies, las ventas online… Antes la gente paseaba, entraba, probaba, conversaba. Ahora muchos prueban aquí y compran por internet. Eso duele".

Aun así, insiste en el valor del comercio local. "Cada tienda aporta vida a la ciudad, crea empleo y mantiene las calles vivas. Pero tenemos que pelear contra demasiadas cosas, y no solo contra el calor", concluye Marga.

En MFB Fashion Boutique, también en Santiago, Begoña Fernández Oro confirma que la bajada de temperaturas ha traído movimiento. "Ahora sí que se nota. En cuanto bajan los grados, la gente se anima a comprar prendas de abrigo. El calor no ayudó nada hasta ahora".

Su estrategia, dice, es adaptarse: "Cada quince días recibimos nuevas colecciones. Y mantenemos un grupo de WhatsApp con clientas que esperan las novedades. Eso nos da mucha vida".

Begoña destaca la importancia del turismo en ciudades como Santiago, "pero es cierto que la gente está más prudente con la economía; ser comercio local hoy es un acto de valentía", concluye con una sonrisa.

"Sí, ya tocaba comprar botas. Bienvenido sea el frío, aunque no me guste mucho. Para el negocio, es vital", nos cuenta Pachi Arias, de Calzados Pachi.

Después de un septiembre eterno, las primeras lluvias trajeron el impulso que esperaban. "El movimiento arrancó poco a poco. Pero sí, el frío se nota. Eso sí, estamos cansados de luchar: los precios suben, la gente compra menos, los hábitos cambiaron. Pero el comercio local aguanta, porque no nos queda otra", matiza Pachi.

Para Adrián Mosquera, que dirige Calzados Adrián en A Coruña y Santiago, el otoño marca el punto de inflexión del año: "Sí, ya era hora, el frío llegó como agua de mayo… o de octubre. Hasta hace nada la gente seguía en sandalias. Y si no llueve, no hay botas que vender".

Ahora, sus estanterías se llenan de Gore-Tex y calzado impermeable. "Aquí el invierno dura hasta mayo, así que cuando llega, sabemos que tenemos trabajo. Pero el clima está loco: el calor se alarga, la lluvia se retrasa. Y eso nos descoloca a todos".

El tiempo marca el ritmo de la hostelería, de la moda, de la vida diaria. Sobre todo en Galicia. Pero también expone la fragilidad del comercio local, que debe adaptarse no solo al termómetro, sino a un consumidor que compra distinto y a un entorno cada vez más competitivo. No se olviden.

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