Consumo

Así es el truco para no tener que pedir bolsa en el supermercado

Las bolsas de tela, de papel o reutilizadas se han convertido en compañeras habituales en nuestras visitas al supermercado. Sin embargo, hay quien ha encontrado formas ingeniosas y muy prácticas para no tener que pedir bolsa… y de paso cuidar un poco más el planeta.

Frutas y verduras en un supermercado.

Frutas y verduras en un supermercado. Getty Images

Publicidad

Puede parecer un gesto pequeño, casi insignificante, pero aceptar una bolsa de plástico en cada compra multiplica la huella que dejamos en el medioambiente. Estas bolsas están hechas con derivados del petróleo y, en muchos casos, pueden tardar más de 50 años en degradarse. Durante todo ese tiempo, se acumulan en vertederos, ríos y mares, afectando gravemente a la fauna y contaminando los ecosistemas.

El problema no es solo su lenta descomposición. La producción de plástico implica un elevado consumo de energía y la emisión de gases de efecto invernadero. Y aunque cada vez hay más bolsas compostables o de papel, lo cierto es que el mejor residuo es el que no se genera.

Reciclar y reutilizar son gestos esenciales. No solo se trata de separar correctamente la basura en casa, sino de evitar la creación de nuevos residuos innecesarios. Ahí es donde entra en juego la creatividad para buscar alternativas.

El truco para evitar pedir bolsa en el supermercado

Entre esas alternativas, hay un truco que ha llamado la atención en redes sociales por lo sencillo y útil que resulta. Su método consiste en aprovechar las cajas de leche vacías que suelen quedar en los pasillos del supermercado para guardar la compra.

Puede parecer una idea extraña la primera vez que la escuchas, pero es sorprendentemente funcional. Estas cajas están fabricadas con cartón resistente, muchas veces con asas que facilitan el transporte, y tienen la capacidad suficiente para meter una compra pequeña o mediana. Además, suelen estar disponibles de forma gratuita porque el propio supermercado las destina al reciclaje.

Por qué merece la pena probarlo

La idea tiene varias ventajas. En primer lugar, es totalmente gratuita. No necesitas comprar bolsas de tela ni pagar las de plástico o papel. En segundo lugar, reutilizas un material que de otro modo se desecharía, dándole una segunda vida antes de que pase al contenedor azul. Y en tercer lugar, es práctico: las cajas suelen ser firmes y permiten que los productos no se aplasten durante el transporte.

Además, es un gesto que normaliza la reutilización de materiales. Cuantas más personas adopten pequeños trucos como este, más fácil será reducir la producción de plásticos y envases innecesarios. Y aunque pueda parecer algo mínimo, lo cierto es que cada compra sin bolsa suma a favor del medioambiente.

Por supuesto, esta no es la única forma de evitar pedir bolsa. Las mochilas, cestas plegables, carros de la compra o bolsas de tela siguen siendo opciones estupendas. Lo importante es incorporar el hábito y no dejarlo a la improvisación. Si cada vez que sales de casa tienes claro cómo vas a transportar tu compra, evitarás caer en la tentación de pedir una bolsa por pura comodidad.

Lo interesante es que existen muchas maneras de lograrlo, algunas tan originales como reutilizar cajas de leche vacías. Al final, lo que marca la diferencia es esa combinación entre ingenio y voluntad para hacer las cosas de otra manera.

Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticias.com

Publicidad