Vivienda

Así son las estafas inmobiliarias de nueva generación: "Está perfectamente diseñada para que cualquiera caiga"

Atrás quedan los mensajes mal escritos, las gangas inverosímiles y las fotos dudosas. Las estafas inmobiliarias, de venta o alquiler, son cada vez son más sofisticadas, más creíbles y más peligrosas. El gallego Iván Durán, de 23 años, es una de las decenas de víctimas.

Imagen de estafas

Publicidad

Iván vive en Vilagarcía de Arousa y estudió en Santiago de Compostela. Para continuar su formación, fue admitido en un máster en Madrid. Con poco tiempo y mucha presión, comenzó la búsqueda de una habitación por los canales habituales: portales como Idealista, redes sociales, conocidos. Es plenamente consciente de que es un terreno minado.

“Hay que estar constantemente conectado, saltar sobre los anuncios nada más salen… y aún así, está lleno de estafas. Esquivar estafas forma parte del proceso de buscar habitación o piso”, resume.

Aun conocedor y previsor, sufrió lo que jamás imaginó: una estafa cuidadosamente planificada, ejecutada con realismo y con un grado de profesionalización impropio de un engaño común.

Todo comenzó con un anuncio en Idealista. El piso parecía real: las fotos lo eran, la ubicación también. Al contactar con el supuesto casero, Iván encontró una respuesta rápida, amable y convincente. Hablaron por teléfono durante días, “yo y también mi familia”. El interlocutor no solo le inspiraba confianza: se hacía pasar por un trabajador de banco, conocía el sector inmobiliario y manejaba los procedimientos bancarios con soltura. “Cotejé los datos en internet, y el trabajador existe”, añade Iván.

“Me pasó un contrato de 11 páginas. Muy bien redactado, con cláusulas lógicas, nada parecía raro. Me dijo que podía ir a verlo, pero también me ofreció reservar la habitación abonando la fianza. Y eso, en muchas ocasiones, es un procedimiento legal”.

Iván no podía viajar de Galicia a Madrid con apenas unas horas de antelación para una visita grupal. Acordaron que iría el lunes, que podría visitar el piso y quedarse a dormir en su futura habitación si lo necesitaba. Mientras tanto, realizó una transferencia bancaria de 380 euros en concepto de fianza, y otros pagos que elevaron la cifra total a unos 650 euros.

“Todo fue por transferencia bancaria, con IBAN, justificante… pensé: ¿quién va a dar sus datos reales para una estafa?”

El lunes, Iván viajó a Madrid. Al llegar al portal del supuesto piso, se topó con la verdad. El número de puerta no existía. Las llaves nunca llegaron. El casero ya no respondía. Y el anuncio, que aún estaba activo en Idealista, cambiaba de nombre de usuario.

Fue el portero del edificio quien se lo confirmó: allí no había ningún piso con habitaciones en alquiler. Las fotos del interior, aunque reales, no correspondían a ese piso.

“Es como si alguien sacase fotos del salón de tu casa y las subiese diciendo que está en el edificio de al lado, por las vistas del piso “falso” era de esa zona”.

Intentó contactar de nuevo con el estafador. Nada. La cuenta había sido eliminada. Idealista retiró el anuncio días después, pero ya era tarde. Iván denunció ante la Policía Nacional. La investigación sigue abierta, pero las posibilidades de recuperar el dinero son escasas.

“Se hizo pasar por al menos por un supuesto propietario y un trabajador de banca. Todo con documentación falsa, pero creíble. Lo que demuestra que estas redes están muy bien montadas”.

Más allá del perjuicio económico y del daño emocional, Iván se enfrenta ahora a una dificultad añadida: si no presenta un contrato de alquiler antes del 25 de septiembre, podría perder la beca de estudios que le concede el Ministerio.

“Si esto me llega a pasar unos días más tarde, me quedo sin beca, sin piso, sin universidad. Me lo habría arruinado todo”, reconoce.

El caso de Iván pone de manifiesto un problema creciente: la sofisticación de las estafas de alquiler, especialmente en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, donde la demanda es muy superior a la oferta y la urgencia por encontrar piso o habitación, son el blanco perfecto.

“Estamos desprotegidos. Por más que te informes, no hay filtros eficaces. Los portales tardan días en reaccionar, y cuando lo hacen, el dinero ya está perdido”, lamenta Iván.

¿Cómo prevenir estas estafas? La policía reconoce que son muy complejas, recomiendan no pagar ninguna cantidad sin haber visitado el piso en persona, verificar la identidad del propietario, no dejarse presionar por urgencias ni descuentos, y reportar cualquier indicio de estafa en los portales y ante la Policía. Sin embargo, como en el caso de Iván, incluso todas estas precauciones pueden no ser suficientes.

Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticias.com

Publicidad