Motor

A vueltas con el 'drifting' en Madrid: "Bailamos con nuestros coches"

La capital ha disfrutado de un espectáculo con dos de los mejores pilotos de la disciplina con motivo del estreno de la nueva entrega de la saga de coches más famosa del cine, 'Fast & Furious'.

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La velocidad y la acción propias de la película se han podido experimentar durante el evento FAST, celebrado en Kinépolis, donde un grupo de afortunados han podido disfrutar de los derrapes y movimientos idénticos a los que vemos en la saga. Dos expertos del Drift se han encargado de quemar rueda en un pequeño circuito con obstáculos improvisado para la ocasión.

"Es un baile entre el piloto y el coche. Vamos pegados a velocidades muy altas"

Marc Blanco

El periodista de Antena 3 Deportes, Mario González, ha podido vivir de primera mano lo que son esos movimientos a gran velocidad desde dentro del coche. Ha acompañado durante la exhibición a Marc Blanco, experto en Drift, como copiloto de una experiencia extrema.

El Drift nació en Japón durante la década de los años 70. Allí se realizaban carreras de montaña y algunos pilotos comenzaban a poner sus coches de lado mientras aceleraban para salir más deprisa de las curvas. No era una técnica accesible para cualquiera, pero cumplía el objetivo de los que la sabían practicar: ser más rápidos en el circuito. Poco a poco, se fue viralizando entre los pilotos hasta convertirse, en el siglo XXI, en un atractivo para los amantes de la velocidad en Europa, como Marc Blanco.

El piloto español se sumó a esta modalidad al verla en 2003 en la tercera película de la saga 'Fast & Furious: Tokyo Drift'. Quedó impresionado con las actuaciones de los protagonistas y no dudó en empezar a practicarlo: "Es un baile entre el piloto y el coche. Vamos pegados a velocidades muy altas", explica el propio Marc. Con el tiempo y entrenamiento, se ha convertido en un profesional de esta disciplina que cuenta ya con competiciones deportivas.

Divertirse, la clave

La mayoría de las competiciones se celebran en Estados Unidos. Allí moviliza a un gran número de aficionados que asisten a las exhibiciones donde un grupo de jueces valoran a cada piloto en función de su velocidad, el ángulo de giro de su coche en cada derrape y el humo que desprenden los neumáticos. Una modalidad, atractiva a la vez que peligrosa que Madrid ha vivido de cerca y en la que no hay que olvidar su objetivo principal: "La clave es divertirse", confiesa Marc Blanco.

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