Salto con pértiga

El salto con pértiga extremo que hace volar a los neerlandeses cada año en Kockengen

Lo que empezó como una acción del día a día, cruzar un canal, se ha convertido en una competición con más de 60 años de historia.

El salto con pértiga extremo que hace volar a los neerlandeses

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Como cada año en Kockengen (Países Bajos), los competidores de esta prueba se juegan su físico. Un instante en el aire, luego la arena… o un chapuzón en el canal.

Esta es la esencia del salto con pértiga o fierljeppen que se realiza todos los años, un deporte que tiene sus inicios en la década de 1960 cuando los agricultores neerlandeses tenían que desplazarse en zonas remotas y usaban la pértiga como medio.

Esta práctica une tradición agrícola, adrenalina y destreza, y esta semana volvió a reunir a atletas y aficionados en un pequeño pueblo cerca de Utrecht.

'Saltar lejos'

La competición, cuyo significado es 'saltar lejos', consiste en correr hacia una pértiga colocada en el agua, trepar lo más rápido posible y saltar al otro lado del canal para aterrizar en una zona de arena.

Quien llegue más lejos es el vencedor de la disciplina. A diferencia del salto con pértiga olímpico, aquí lo importante es la distancia, no la altura.

"Lo más común son lesiones en tobillos o rodillas, pero no es tan peligroso. Creo que el fútbol causa más daños"

"Cuando estás en lo alto del poste y saltas, en ese pequeño momento sientes que puedes volar, y es una experiencia increíble", explica Bas van Leeuwen, participante de 25 años, uno de los más veteranos, una etapa que empezó hace 19 años, cuando solo tenía 6 años.

Su disciplina es asombrosa; entrena hasta cinco veces por semana y es consciente de la dureza de este deporte, donde las caídas no siempre son suaves. "Lo más común son lesiones en tobillos o rodillas, pero no es tan peligroso. Creo que el fútbol causa más daños", bromea.

Origen práctico

El origen del fierljeppen es mucho más práctico que deportivo. Durante siglos, los agricultores usaban las pértigas para cruzar los numerosos canales del país. En la década de 1960, esta costumbre se convirtió en una competición oficial.

Según el historiador neerlandés, Wim Roskam, las pértigas han evolucionado de la madera al aluminio, y a día de hoy son de carbono, lo que ha permitido batir récords espectaculares: el salto más largo alcanzó los 22,21 metros.

"Somos como un familia"

Aunque no mueve miles de seguidores, el fierljeppen está creciendo progresivamente y mantiene una comunidad fiel en pueblos como Kockengen. "Somos como una familia. Nos conocemos, confiamos unos en otros y nos apoyamos tanto en la competición como en la vida", señala Roskam.

En las gradas, los aplausos y risas acompañan cada intento, es indiferente que sea un salto perfecto o un baño en el propio canal. Porque todo esto va más allá de la técnica y las marcas, la magia de este deporte se centra en la mezcla de riesgo, diversión y tradición.

Un espectáculo humilde pero extremo, tiene la capacidad de hacer sentir a quien lo practica aunque sea por un momento, que puede volar.

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